UN PASEO EN ROLLS ROYCE

El pasado 24 de enero fui invitada, junto con noventa blogueros más, a visitar uno de los parajes más bellos de Bizkaia
En la comarca de Las Encartaciones, concretamente en el pueblo de Galdames, existe un paraíso que incluye una casa torre, unos jardines maravillosos con olivos, unas vistas a los montes y valles que lo rodean y una fantástica colección de coches antiguos. Un paraíso en el que tuve el placer y el honor de disfrutar cuatro horas.
La manera de acceder a este maravilloso enclave es en coche, a través de pistas forestales, ya que no hay parada de transporte público.

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Desde Bilbao debéis tomar dirección a Balmaseda, saliros en Güeñes y, de allí a Galdames, enseguida veréis las señales indicando el camino a seguir hacia la Torre.


El acto estuvo organizado por Mikel Agirregabiria, presidente de Getxoblog, y Venan Llona.
Nos indicaron que la visita comenzaría a las diez de la mañana y cuando faltaban diez minutos llegué con mi querido amigo y fotógrafo, Andoni Rentería.
El coche lo estacionamos fuera del recinto, en un lugar habilitado para ello.
La temperatura era de cero grados. El paisaje, con la helada de la noche, nos mostraba un manto blanco en los jardines que, mezclado con la niebla y algún rayo de sol, formaba un espectáculo que nuestros ojos agradecieron y nuestras cámaras inmortalizaron.


Este paraíso encartado es el lugar por el que el empresario Miguel de la Vía apostó para realizar su sueño.
Él fue el artífice de esta colección de Rolls Royce considerada única en Europa, ya que cuenta con todos los modelos de esta firma inglesa fabricados entre 1910 y 1998.
Su buen hacer, su creatividad y su carismática personalidad quedan patentes entre estas paredes.
Todos los que lo conocieron coinciden en que era un artista, buena persona, inteligente y con mucho sentido del humor pero, sobre todo, tenía muy claras las ideas de cómo regentar su museo.
Él mismo diseñó la restauración de la torre medieval y la convirtió en lo que vemos ahora.
No han escatimado en detalles; la elegancia, el lujo y el buen gusto son marcas de la casa.


A las diez en punto aparecieron dos trabajadores del Museo Torre Loizaga, nos saludaron muy amables y nos abrieron la puerta del primer pabellón donde pudimos observar y fotografiar lujosos automóviles de principios del siglo XX.


Allí se encontraba una preciosa carroza blanca utilizada para las bodas.


Seguimos el recorrido por otros pabellones.
Diferentes carteles explicativos nos indicaban los nombres de los coches.
De repente, apareció el mismo modelo que el usado por el asesinado presidente Kennedy en su último viaje con vida.


Además de los setenta y cinco modelos de Rolls Royce, pudimos ver otras marcas como este Ferrari Testarrosa del que se encaprichó Andoni.

Continuamos la visita admirando y asombrándonos con cada modelo.


En el exterior nos esperaban tres modelos cada cual más espectacular: Un Hispano Suiza, el nuevo BMW híbrido y el impresionante deportivo Lamborghini en el que no me resistí a entrar.


Después de varias fotos accedimos a la fortaleza y, allí, un historiador de la zona nos reunió para contarnos cómo había sido la transformación de la torre guiándonos por el interior para mostrarnos las diferentes estancias, cada una con sus peculiaridades.


En el piso más bajo, donde siglos atrás hubo un establo, ahora una gran chimenea preside la habitación.


En el siguiente piso, los dueños de la torre hacían la vida; la cocina y la sala de estar con una pequeña ventana que no permitía entrar el frío en invierno.
Pero la sorpresa estaba por llegar; en el tercer piso un gran dormitorio elegantemente decorado nos hizo a todos imaginar cómo sería habitar en un lugar tan especial.


Faltaba de visitar la azotea de la torre, a la que accedimos por una estrecha escalera.
A pesar del frío pudimos disfrutar de unas vistas inmejorables rodeados de montes, caseríos y varios burros que pastaban tranquilamente sin reparar en nosotros.


Volvimos a bajar los tres pisos para acceder al jardín con piscina y, de allí, nos dirigimos a otro salón donde María de la Vía, sobrina del fundador nos mostró diferentes cuadros que había pintado su tío.


Faltaba el broche final.
María, una mujer encantadora y con gran sentido del humor, nos indicó que nos habían preparado un aperitivo en otro de los salones.
Para llegar había que pasar por más salas y por un txoko preparado para cualquier celebración.


Una gran mesa con productos de la zona nos estaba aguardando.
María nos comentó que tanto el queso, como los embutidos o el pan procedían de los pueblos aledaños.


Nos sirvieron varias bebidas pero, sin duda, el éxito llegó con el txakoli Torre Loizaga cosecha de 2014, fruto de los viñedos de este valle.
El trato por parte de los organizadores y anfitriones fue excelente. Entre los blogueros mucha camaradería y muchas risas.
Hubo varias personas que se acercaron a saludarme con las que estuve intercambiando ideas sobre nuestros blogs.


Realmente fue una suerte que me invitaran a este evento.
Aquí podéis ver unas fotos de todo el grupo rodeados de historia y lujo.


Doy las gracias a Mikel Aguirregabiria, a María de la Vía, al personal de mantenimiento de la Torre, a todos los blogueros y a mi acompañante y fotógrafo Andoni Renteria.
Desde aquí, os recomiendo una visita al lugar; saldréis encantados, os transportaréis a otra época y, aunque no sintáis especial predilección por los automóviles, os llevaréis a casa una experiencia inolvidable.

Os dejo el enlace para mayor información de precios y horarios.

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