BILBAO A CUATRO METROS

¿Os apetece hacer un tour en autobús por Bilbao?
Hace unas semanas mientras paseaba por la Gran Vía se me ocurrió montarme en el autobús 56, el de dos pisos, en la Plaza del Sagrado Corazón, realizar su trayecto hasta el barrio de La Peña y, de esta manera, observar el Botxo desde las alturas, como si fuese una turista. Una turista en mi propia ciudad.
Suena bien, ¿Verdad?

Eran las once de la mañana y el autocar iba casi vacío, así que, pude sentarme en la primera fila del piso de arriba justo encima del asiento del conductor.
Desde esta posición la panorámica es magnífica.

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Arrancamos y entramos en la calle más importante de la villa: Gran Vía Don Diego López de Haro, llamada así en honor a nuestro insigne fundador.


A nuestra espalda dejamos el monumento al Sagrado Corazón de Jesús.
Con mi cámara voy tomando fotografías de edificios y calles que siempre vemos desde el suelo; esta vez los vería a unos cuatro metros de altura.
Giro la cabeza a mi izquierda y me topo con nuestro edificio más alto: La Torre Iberdrola, majestuosa con sus 41 plantas.


Unos metros más adelante los elegantes edificios me parecen gigantes desde mi posición y no puedo dejar de fotografiar su belleza.


Bordeamos la plaza Moyua donde se encuentra el Palacio Chávarri que, actualmente, lo utiliza la Subdelegación del Gobierno.


Avanzamos por la Gran Vía y, a nuestro encuentro, sale el Palacio de la Diputación Foral de Bizkaia, edificado a finales del siglo XIX.


En la plaza Circular me saluda Don Diego López de Haro, al que yo llamo cariñosamente Dondi.
También es conocido en la villa como “El Intruso”, ya que se apropió del título de Señor de Bizkaia que le correspondía a su sobrina María Díaz de Haro.


El puente del Arenal, terminado en 1847, fue bautizado como puente de Isabel II y, durante los 23 años posteriores, fue paso de peaje.


Desde allí observo la ría, nuestra ría, nuestra columna vertebral.


A la izquierda dejamos la Iglesia San Nicolás inaugurada en el año 1756 que sufrió, como muchos otros edificios de la ciudad, las trágicas inundaciones de 1983.


A la derecha, las casas al borde de la ría de la calle Bailén con sus llamativas fachadas.


Cruzamos el puente de la Merced y, al fondo, parece esperarnos la que fue la Iglesia de la Merced del siglo XVII que, desde el año 1997, es una sala municipal de conciertos.


Desde el muelle Marzana fotografío el Mercado de la Ribera, del cual se dice, que es el mercado cubierto más grande de Europa.


En la plaza Saralegui un horno de calcinación de siderita de la Mina San Luis nos recuerda el pasado minero de la villa.


San Antón, mi preferida. De estilo gótico, data de finales del siglo XV.


Por la calle Urazurrutia avanzamos y, al frente, vemos el puente de Miraflores inaugurado el 28 de abril de 1995.


Queda muy poco para alcanzar la última parada, ya estamos en el barrio de La Peña.
Antes de descender, tomo una imagen de la iglesia del Buen Pastor.


Llego a destino, feliz, habiendo disfrutado de un recorrido sin prisas, absorbiendo todo lo que nuestra ciudad nos ofrece y habiendo repasado retazos de nuestra historia.