BAKIO, MUCHO MÁS QUE PLAYA Y TXAKOLÍ

¿Venís a la costa conmigo?
A 29 kms de Bilbao, limitando con Bermeo, Mungia, Maruri y Lemoiz llegamos a Bakio, un valle por el que discurre el río Estepona que va a morir en nuestro mar Cantábrico.
La belleza de este pueblo se debe a varios factores, entre ellos, la inconfundible arquitectura de sus edificios, muy típicos del norte, que voy admirando al entrar, mientras me dirijo al aparcamiento de la playa. Algunos fueron construidos en el siglo XVII y pueden conocerse siguiendo unas rutas señalizadas por el Ayuntamiento.
Más de cien caseríos se reparten por sus siete barrios formando una extensión de 16 km2 en la que 2500 personas están censadas
La agricultura es su mayor actividad económica siendo el txakoli el producto por excelencia. Si os fijáis, en muchas casas conservan estructuras para sus emparrados.
De hecho, desde hace un año, disponen de un centro de interpretación en el que se degustan diferentes caldos o se realizan talleres y actividades enfocadas al cultivo de la uva de tan preciado vino.

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Además, no podemos obviar, que el turismo es una gran fuente de ingresos para este precioso pueblo.
En verano son muchas y variadas las actividades para entretener a todos los veraneantes como la semana de la música, el festival de Folclore, el cine al aire libre o los diversos campeonatos de pelota vasca, surf o tenis que se organizan.
Imposible aburrirse con tantas alternativas y, sobre todo, con esa hermosa playa, la más larga del litoral vizcaino, donde tienen cabida familias con niños, surfistas, gente de paseo, grupos de amigos o parejas que, sentadas observando el ir y venir de las olas, hablan de amor.

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Tuve suerte y aparqué al lado de la playa; era un día de fiesta y se notaba en el buen ambiente que allí reinaba. Asimismo, el buen tiempo, acompañaba e invitaba a deambular por el paseo marítimo.
No dudé en sacarme una foto en el primer monumento que vi, dedicado a los deportes del mar y titulado VELAS CRUZADAS AL VIENTO.

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Al fondo el islote de San Juan de Gaztelugatxe unido a tierra por un puente de dos arcos, nos muestra desde aquí una imagen menos conocida pero de una gran belleza.

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Continué el camino hacia el final de la playa donde me senté a disfrutar del sol y del olor a mar.

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Pasados unos minutos regresé por el interior y me paré en el restaurante La Baquiense; tomé esta fotografía donde, muchos años antes, los aitites de mi querido Andoni pasaban sus vacaciones hospedados aquí.

Os dejo una foto de ellos con el permiso de Andoni.

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Llegué a uno de los puentes que cruzan el río Estepona, el otro se encuentra a unos cien metros hacia el interior, es de madera y, después de subirme y sacarme unas fotos, leí un cartel en el que ponía prohibido el paso por mal estado. Prometo que no lo vi cuando muy decididamente me subí a él.

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Desde aquí me dirigí hacia el Ayuntamiento donde pude contemplar en los jardines una escultura en homenaje a la figura del txistulari.

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De allí, entre calles, y siempre admirando las preciosas casas que salían a mi encuentro, me detuve delante de la residencia Zuetxe- Quinta Torre; un edificio del arquitecto Leocadio Olavarria construido en un estilo conocido como de “indianos”. Hoy en día se dedican a ofrecer un hogar confortable a los ancianos, con grandes espacios, buen trato, servicio de calidad y un inmejorable entorno.

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También admiré la bella construcción de la casa Rosario Enea, con su magnífico y bien cuidado jardín.

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Empezaba a estar cansada de tanto paseo y decidí que un mosto y unas rabas me vendrían bien para reponer fuerzas así que, elegí una terracita con vistas a la playa y allí me senté.
Con la tripa llena pero con ganas de seguir turisteando, me quedaba un rincón por fotografiar antes de mi regreso al Botxo. Me monté en el coche y, dirigiéndome a la salida del pueblo hacia Bilbao, por un camino ascendí hasta la iglesia Santa María de la Asunción.

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Este templo fue construido en el siglo X por vecinos, agricultores y pescadores y, a lo largo de los siglos, ha sufrido muchas y variadas remodelaciones.
Su pórtico ofrece unas fantásticas vistas al pueblo y, sobre todo, en un día como hoy el silencio aquí arriba me llena de paz.
Como siempre os digo, debéis salir y conocer nuestra geografía y nuestra historia y Bakio es un enclave estupendo para ello.

Fotos: Andoni Rentería.

7 comentarios en “BAKIO, MUCHO MÁS QUE PLAYA Y TXAKOLÍ

  1. Siempre es lo mismo…. Pero me haces recordar mis tiempos de adolescente allí,al ver las fotos he vuelto a mis tiempos de gamberra…que también lo era, jajaja.
    Buen reportaje!!!
    Buenas fotografías!!

  2. Aye lo leí pero no puede dejarte comentario. Me ha gustado mucho y me trae muy buenos recuerdos Bakio de una época siendo niños con mi aita y más de jovenes con amigos. Muy buen trabajo como siemore cielo. Gracias!!!

  3. Como es Bakio de bonito. Nosotros hasta que mi hija cumplió 7 años, íbamos todos los veranos a pasar las vacaciones enteras del colegio. Solíamos alquilar en La Torre de los Fanceses. Que días pasamos más estpendos. Estupendo reportaje y fotografía.

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