El pasado día 1 se inauguró una curiosa y lúdica exposición en el Museo Vasco titulada KOLORE-LILURAK / EL COLORÍN DE LA ILUSIÓN, que podremos disfrutar hasta el 31 de enero de 2016.
Hace dos días tuve la oportunidad de verla de la mano de sus responsables: Eva Barriocanal y Marian Álvarez.
Ellas fueron mis guías entre las diferentes vitrinas en las que no solo admiré cuentos, cromos, acuarelas, revistas o puzles. No, también pude sentir las emociones que transmiten todos esos objetos, los momentos vividos por los dueños de tan preciados tesoros, las risas, las lágrimas, los recuerdos…
Al entrar en el Museo sientes que vuelves a tu infancia cuando te acercas al rompecabezas gigante; te dan ganas de colocar las piezas en su sitio para formar una imagen.
El panel del hall explica en qué consiste la exposición para que te hagas una idea antes de entrar y…cuando traspasas la puerta todo se convierte en fantasía, en un mundo de sueños, de colores, de letras, de imágenes…
Eva es la primera en contarme que los objetos que vemos pertenecen al fondo del museo en su mayor parte, sin embargo algunas piezas han sido donadas por personas anónimas.
En esta primera sala se pueden contemplar diferentes cuentos de los primeros años del siglo pasado, incluso algunas de finales del XIX.
Enseguida me llama la atención una maravillosa recopilación de cuentos de Calleja fechada en el año 1900.
También en aquella época se editaron varias colecciones en Euskera aunque no fueron tan exitosas debido al poco público y mucho coste.
Continuo la visita y, de repente, descubro las famosas aventuras del Capitán Chobil; aquel personaje que aparecía en las tabletas de chocolate del mismo nombre.
No puedo dejar de admirar una vitrina con los originales de las ilustraciones que luego serían portada de los cuentos; son acuarelas pintadas a mano con muchísima destreza.
La sala está decorada con mucho gusto, como acostumbra este museo a presentar sus exposiciones.
Esta vez ese aire infantil y juguetón le da una alegría que me hace sonreír con cada cosa que observo.
Otra curiosidad que me señalan mis guías, es un cuento con unas frases tachadas y que hubo de reeditar por orden de la censura de los años 70. En el original se puede leer las palabras “matar a la princesa” y en el corregido se sustituye por “extraviar a la princesa”. En aquella época ya buscaban que los jóvenes poseyeran unos valores de respeto, tolerancia y educación.
Además de cuentos infantiles también puedo ver suplementos divulgativos o revistas juveniles donde podían aparecer noticias deportivas, de sociedad, de historia o geografía. Las editoriales demostraban gran interés en divulgar conocimientos entre los más jóvenes, además de entretener.
En la foto podéis ver a nuestro equipo hace unos años.
Por las paredes de la estancia no faltan paneles explicativos que nos hacen más fácil la visita.
En el apartado de literatura juvenil observo muchas adaptaciones de obras conocidas por todos y, que en el algún momento de nuestras vidas, hemos tenido en nuestras manos.
Al fondo de la sala, una pantalla muestra a una Marisol niña y diferentes anuncios de publicaciones de la época.
Nos dirigimos a la otra sala pero antes, una parada en el txoko destinado a los más txikis de la casa, donde podrán sentarse a recortar héroes, futbolistas, princesas o emperatrices japonesas.
Por supuesto, me siento y no pierdo ocasión para darle forma a un barco de vapor. Las láminas de modelos con sus trajes me trasladan a mis ya olvidados diez años.
Pero, todavía me quedaban más sorpresas, como por ejemplo unos puzles y rompecabezas con dibujos de mapas y de las diferentes culturas de cada país.
Me explican que fueron inventados por un cartógrafo en el año 1780.
Me giro y, ante mis ojos, un mundo de cromos como aquellos con los que tanto jugué y disfruté, aquellos que tantas alegrías me dieron cuando los ganaba y tantas lágrimas derramé cuando los perdía. Allí, en aquella vitrina, se encontraba parte de mi niñez, una colección de diferentes formas, tamaños y estampaciones. Les confesé a Eva y a Marian que todavía guardo una caja llena desde hace más de 35 años.
En esta parte de la exposición se pueden ver diferentes colecciones de cromos, algunas empezaron siendo parte del envoltorio de caramelos o bombones pero, poco a poco y a medida que las editoriales comprendieron que aquello podía ser un negocio muy rentable, fueron creando colecciones que vendían en diferentes locales como librerías o tiendas de golosinas.
Otra de las cosas que no podían faltar en una muestra como esta son los famosos recortables.
Los había para elegir, tanto para niños con soldaditos o motivos deportivos, como para niñas, con vestuario y modelos conocidos. En la foto podéis ver a Shirley Temple en los comienzos de su carrera artística.
En las navidades de los años 70 también se pusieron de moda los belenes realizados con figuras de papel; de tal manera, que los niños participaban en su “recorte” y montaje.
Se estaba terminando la visita pero no la ilusión, cuando de repente, observo unos maravillosos teatros de principios del siglo XX.
Me cuentan que eran verdaderas obras de arte accesibles únicamente para familias con una saneada economía y una gran predisposición por la cultura.
Frente a estas joyas, un espacio donde sentarse a ver un video grabado precisamente con imágenes de escenas y personajes delos teatros anteriores. Como anécdota el doblaje se realizó con varios niños bilbaínos.
La película dura unos quince minutos y, al terminar, Marian y Eva me acompañan a la puerta principal del museo, la visita había finalizado pero, quedaba una fotografía muy simpática en la que los protagonistas somos Andoni y yo.
Solo me queda agradecer al Museo y, en especial, a mis cicerones Eva y Marian que me han dedicado una hora de su preciado tiempo para explicarme y mostrarme esta exposición y para hacerme sentir como una niña.
FOTOS: ANDONI RENTERIA
Bonito reportaje!! He vuelto a mis años de niñez recordando los cromos… Recortables…tabas estas últimas lógicamente no estaban en la exposición. Pero que sepas que yo tb guardó una caja de cromos de hace más de 45 años,igualmente tengo algún recortable.
Ainssssss que nostalgia!!
Que chulada . Como disfrutaba con los recortables de muñecas y los cromos. Tenia una colección de cromos en una caja de hierro donde los de brillantina eran los más valiosos para mi y los recortables eran mi vicio , a mis nietas les hago muñecas y vestidos y luego ellas los recortan , aunque como cualquier niño tienen lo apropiado para su edad en juguetes , las cosas que les hago o les enseño a hacer de mis tiempos les encanta. Me gusta que sepan como se divertía su amama , cuando lo que teníamos era nuestra felicidad.
Estupendo el reportaje y las fotos.
Que bonito!!! los recortables, los cromos… me encantaban
Las fotos muy bonitas y la última super graciosa.
En esta exposición se te ve como pez en el agua Esme, es preciosa 🙂 un bombardeo de recuerdos me vienen a la cabeza, recortables, cuentos, fantasía, cromos, trueques, y tu…dando COLOR, como siempre!! enhorabuena bonita. El reportaje, las fotos…Un 10
es que me lo pasé genial. Llevaba de guías a las dos comisarias de la exposición, Un lujazo!!!! ya sabes que soy una niña grande, un beso. preciosa