Muchas veces vamos con prisa por las calles de la villa, charlando con nuestros acompañantes, mirando el móvil o simplemente ensimismados en nuestros pensamientos. Es por ello que no nos fijamos en los edificios que nos rodean, hasta que alguna vez, nos sale al paso algo que nos llama la atención y entonces reparamos en esa construcción que lleva ahí más de cien años.
El centro de Bilbao es esa zona donde deberíamos detenernos más y preguntarnos el porqué de tal cornisa y a quién perteneció tal residencia. Nos sorprenderíamos, seguro.
Son muchos los palacetes escondidos entre estas calles céntricas y, la mayoría de las veces, ni nos damos cuenta.
Varios de ellos se conservan en buen estado de tal manera que podemos imaginar cómo vivían allí las familias acaudaladas de grandes empresarios o de la nobleza y que ahora se utilizan para otros fines como oficinas, instituciones o grandes firmas textiles.
El área de cultura del Ayuntamiento a través de su programa BILBAO IZAN, nos ofrece la posibilidad de realizar diversas visitas guiadas con diferentes temáticas. Hace unos días asistí a un encuentro donde nos mostraron estos palacetes situados en la zona del ensanche bilbaíno.
El primer edificio en el que nos detuvimos fue el de la familia Lezama-Leguizamón en la confluencia de las calles Astarloa y Gran Vía que, actualmente, pertenece a una firma de ropa y se encuentra en obras.
Esta casa disponía de jardines y cocheras en su origen, con el tiempo sufrió reformas y fue añadido un piso para darle mayor espacio. Después de muchos años, pasó a ser propiedad de una entidad bancaria. En unos meses lo veremos reconvertido en un moderno comercio.
El edificio de la Diputación se construyó para este fin, siempre ha sido público, nadie ha vivido aquí. En plena arteria principal de la villa, la situación económica de entonces, requería que se notara la opulencia y la bonanza económica incluso en las instituciones. Inaugurado en el año 1900 es uno de los más importantes ejemplos del estilo ecléctico.
En la calle Ibañez de Bilbao, un palacete cuya fachada rosa nos sorprende, perteneció a Ramón de la Sota y le llamó Villa María; con el tiempo se le quedó pequeña y se trasladó junto a su familia al palacio Ibaigane, ahora sede del Athletic. El estilo es segundo imperio, según nos explica la guía.
En esta misma calle, en la esquina más cercana a la plaza del Ensanche, desde 1972 un edificio de oficinas ocupa lo que fue un chalet conocido por el de la yedra, ya que su fachada estaba adornada con esta planta tan vistosa.
En Henao esquina con Ercilla un bloque que, aparentemente, puede no llamarnos la atención es el primer chalet del ensanche, construido en 1878. En un principio solo contaba con dos pisos pero, en 1940 lo adquiere la Cámara de la Propiedad y lo amplia cuatro alturas más.
En la Plaza Moyúa, el Palacio Chávarri de estilo neoflamenco es una de las joyas arquitectónicas de la villa. Construido para el industrial Víctor Chávarri es, desde hace más de 70 años, la sede de la Subdelegación del Gobierno.
Continuamos el recorrido hasta Indautxu, concretamente hasta la calle Simón Bolívar nº 1. Aquí nos detenemos frente al Chalet Allende del arquitecto cántabro Leonardo Rucabado que fue inaugurado en 1910. Rodeado de bloques altísimos, es de los pocos en Bilbao que mantiene su esencia de más de un siglo.
El leonés Manuel Allende recaló en nuestra villa como funcionario de minas. Poco a poco se hizo un nombre en el mundo de la minería hasta convertirse en un acaudalado empresario.
En la fachada del palacete de estilo montañés podemos ver un escudo de Bilbao y también el escudo de su apellido.
Muy cerca de aquí nos espera la que fue la residencia familiar del empresario Federico Echevarría, el de la acería desaparecida en los años 80 en el parque que, actualmente lleva su nombre.
Durante muchos años albergó una clínica maternal conocida por todos como la Gota de leche. Muchos bilbaínos pueden presumir de haber nacido en un edificio histórico como este que, a día de hoy, está reconvertido en un establecimiento hotelero.
En este punto finaliza esta excursión urbana por la zona centro de Bilbao. Solo falta la foto final de grupo y el agradecimiento, una vez más, a la guía que, como siempre, es un placer escucharla.
FOTOS: ANDONI RENTERIA
Tienes toda la razón, vemos cornisas, fachadas….en nuestra ciudad que no tenemos ni idea de su historia, al menos yo.
Muy bonito reportaje. Un beso.
Claro, que sabes, sabemos más de lo que creemos, está demostrado. Un besote.