A pesar de ser de Bilbao y pasear por todos sus rincones, siempre hay alguno que se me escapa y, por eso, intento descubrirlos todos.
Eso fue lo que hice el otro día; quise conocer el Monte Arnotegi perteneciente al macizo de Ganekogorta.
Mucha gente llega hasta las inmediaciones del monte andando, sin embargo yo decidí hacerlo en coche por la carretera de Larraskitu; de allí me dirigí hacia el aparcamiento que se encuentra a pocos metros de la barrera situada en la base del Pagasarri.
Allí estacioné el coche sin problemas ya que era un día de labor.
Comencé a subir la cuesta de la izquierda del aparcamiento y, a los pocos minutos, me paré ante una casa con jardín donde unos perros me ladraban vehementemente detrás de una verja.
Seguí caminando y, en un alto, me detuve a observar frente a mí la ermita de San Roque en el camino al Pagasarri. También, desde este punto, la antena de este emblemático monte se erige majestuosa, como si de un símbolo se tratase.
Al mirar al suelo, casi piso un limako grande y naranja que cruzaba el sendero sin importarle el hecho de que una humana podía haberle aplastado con sus zapatillas deportivas.
El paseo no requiere gran esfuerzo y, el día soleado pero no caluroso, ayudaba a sentirse bien, a respirar el aire limpio que no encontramos en el centro de Bilbao y a escuchar los diversos sonidos que la naturaleza siempre nos ofrece.
Después de un rato andando llegué a un llano donde una construcción destaca entre tanto arbolado. Se trata de un refugio para guarecerse en esos días que subes al monte con nubes y llegas arriba lloviendo.
Me resultó muy curioso ver en su fachada una típica placa bilbaína con el nombre de la calle, aquí, tan lejos del Botxo.
Fuera, unos bancos y unas mesas para sentarse a dar buena cuenta de un bokata o simplemente para descansar y contemplar el entorno.
Mi meta era coronar la cima, así que continué el ascenso mientras, descubro que también aquí puedes depositar una tarjeta en uno de los buzones adecuados para ello, como si se tratara del Everest o cualquier monte de gran altura.
Por fin, arriba, lo primero que vi fueron unas ruinas de lo que, en la época carlista, debió ser un fuerte defensivo y del que ahora solo quedan unas piedras abandonadas.
Una de las mejores cosas que se pueden hacer cuando llegas a una cumbre es sentarse a deleitarte con las vistas y eso es lo que hice.
La villa desde esa altura ofrece una inmejorable estampa con sus edificios tan reconocibles por todos los bilbainos.
Además de las ruinas del fuerte también hay un vértice geodésico de los tantos que existen en nuestra geografía y que sirven para la elaboración de mapas topográficos a escala.
Mientras bajaba iba pensando en la diferencia de afluencia con el Pagasarri, ya que el Arnotegui no es un monte muy transitado; en todo el recorrido solamente me crucé con tres personas.
Algunos opinan de este monte que es muy modesto por no tener ninguna dificultad en su ascensión. Yo creo que es un maravilloso lugar para realizar una excursión con la familia y amigos sin preocuparte de las agujetas del día siguiente.
Os lo aconsejo, sin dudarlo.
FOTOS: ANDONI RENTERIA.
Muy bonito Esme. Este monte también se lo merece 🙂
Claro que si. Gracias.
mbonitouy
muchas gracias
¿Siguen estando los merenderos del Arnótegui?. Hace como 35 años que no subo. Había mesas con bancos y barbacoas que la gente construía a los lados del camino. Había varios. No eran grandes terrenos, sino justo el espacio que ocupaba la mesa, banco, barbacoa y una pequeña zona donde estar. Yo creo que la gente lo construía en terrenos del monte, no creo que fuesen propiedad privada porque no estaban cerrados. Cada uno era diferente, por lo que no creo que fuesen obra del Ayuntamiento. Me gustaría saber acerca de esos merenderos: cómo están ahora y cual era su origen. Siempre me han parecido muy curiosos.
Si, alguna mesa y bancos hay.
Gracias por enseñarnos sitios nuevos y desconocidos,al menos para mi..me ha encantado
Gracias a ti por leerlo
Gracias Esme!
Me ha encantado, es verdad, es el monte sin publicidad.
Y sin padrinos.
Una bonita excursión. Gracias por leerme
Cuando era pequeño y todavía no me llevaban al Paga pasaba muchas tardes ahí. Al crecer cambio de rumbo y siempre al Ganeko.
Pero el lugar sigue siendo precioso y tranquilo.
Gracias por traerlo a la memoria !
Gracias a ti por compartir tus recuerdos.