Para descubrir de verdad una ciudad hay que pasear por sus extrarradios, por esas zonas que no aparecen en una guía turística pero que forman parte de un todo.
Otxarkoaga es uno de los barrios con mayor actividad de la villa. Un barrio cargado de historia y de historias. Un barrio que, en un tiempo, fue denostado y mal visto, pero que ha sabido superarse a sí mismo y crecerse ante las adversidades.
Cuando Bilbao comenzó su imparable crecimiento demográfico, encontrar una vivienda era misión imposible para muchos de aquellos hombres y mujeres que llegaron a la ciudad en los años 50 del siglo pasado con el objetivo claro de trabajar y mejorar, así, su calidad de vida.
Estas familias decidieron establecerse en las laderas de los montes bilbaínos en chabolas.Se estima que hubo hasta 5000 viviendas de este tipo en la villa; y que, al estar prohibida su construcción, los inmigrantes se valían de la oscuridad nocturna para levantar cada casa con ayuda, muchas veces, de sus vecinos en un alarde de solidaridad.
En los años sesenta, tanto los empresarios como la prensa, los políticos y la iglesia empezaron a comprender que aquel modo de vida no mostraba una buena imagen de un Bilbao en vías de desarrollo y crecimiento y, por ello, surgieron las presiones para terminar con aquella realidad chabolista.
Fue entonces cuando se llevó a cabo El Plan de Urgencia Social de Vizcaya por el que se edificaron 4000 viviendas subvencionadas dando, así, cabida a otras tantas familias.
Los recursos empleados para llevar a cabo este gran proyecto fueron muchos y muy variados. Desde grandes profesionales técnicos, hasta los 5000 obreros de la construcción que fueron contratados o la ingente cantidad de material utilizado.
Los bloques de pisos fueron edificados en 18 meses; un tiempo record y, debido a ello y a la no muy buena calidad de los materiales, poco tiempo después de la inauguración comenzaron los problemas de humedades y de goteras. Estas cuestiones fueron motivo de quejas por parte de los vecinos y fueron reparándolo cómo podían, hasta que, en la década de los ochenta, se firma un acuerdo entre el Instituto para la Promoción Pública de la Vivienda, el Gobierno Vasco y el Ayuntamiento de Bilbao por el que se invertirían el equivalente a 30 millones de euros actuales para dar solución a todos los problemas que padecía este nuevo barrio bilbaíno.
Otra de las desventajas de aquel recién estrenado vecindario, fue la gran distancia con el centro de la villa o con otros barrios. Por ejemplo, entre Otxarkoaga y Santutxu solo había campas y huertas en lo que es ahora el barrio de Txurdinaga. Tampoco contaban con los medios de transporte necesarios para desplazarse.
Hacía más de un año que no me acercaba al barrio. Así que, hace unos días, decidí venir hasta aquí.
El primer sitio que visité fue la gran plaza Kepa Enbeita Urretxindorra. La mañana fría pero soleada invitaba a ocupar sus bancos donde ya había varios vecinos en busca de un rayito de sol.
El kiosko de prensa, con su actividad cotidiana, parecía mirar con esperanza e ilusión al “fosterito” de la estación de la recién inaugurada línea 3 de metro, y ver salir a nuevos clientes por este rincón de la plaza.
Varias cafeterías a pleno rendimiento a la hora del café matutino. Continué mi paseo tomando nota de todos los detalles que conforman este barrio de siempre pero con aires modernos y renovados.
Son muchos los edificios que se han construido en los últimos años en las calles de Otxarkoaga. El barrio parece no tener límites.
Camino por la calle Julián Gayarre, que une el barrio con Txurdinaga, alzando la vista hacia sus altos rascacielos donde residen cientos de familias que dan vida a “Otxar” como ellos llaman cariñosamente a su barrio.
Los vecinos cuentan con servicios tales como: un mercado cubierto en el que realizar las compras diarias; la iglesia de Santos Justo y Pastor; varios pequeños comercios como estancos, mercerías o panaderías, entre otros; un Centro Cívico en el que gestionar documentos municipales, además de contar con una diversa oferta de cursos y actividades; un club de jubilados; un Centro de Día; un Centro de Salud; varios centros de enseñanza; locales de hostelería; un centro de artes escénicas que fue la iglesia del Santísimo Nombre de María desacralizada en 2009… Se podría decir que es un barrio al que no le falta de nada.
Resulta curioso que muchos de los nombres de las calles proceden de los antiguos caseríos de la zona, en base a un plano de 1927.
Pero, si algo llama poderosamente mi atención, es la cantidad de parques con zona infantil donde los más pequeños de la familia se divierten o donde los mayores ejercitan sus músculos.
También hay espacio para la memoria con estos dos monumentos de Karl Marx y de Lennin que, curiosamente, no se encargaron para el barrio sino que se encontraban en la embajada de la URSS en Madrid y, cuando el régimen comunista cayó, las esculturas fueron a parar a la población madrileña de Parla. Pero allí, su ayuntamiento, tampoco las quería instalar en ningún lugar. La comparsa Pa ya de este barrio bilbaíno se enteró de aquello y pidió que se las enviaran para colocarlas en este rincón de la plaza.
Una cosa a destacar de Otxarkoaga es que se trata de un barrio con una gran personalidad que, si bien en la década de los 80, fue conocido por su problemas de delincuencia con más de 400 jóvenes fallecidos por la droga, hoy en día merece la pena ser visitado, merece la pena pasear por sus calles y, sobre todo, merece mucho la pena conocer a sus habitantes.
Si bien es cierto que Otxarkoaga no parece, en principio, un destino turístico para aquellos que visitan nuestra ciudad, para los aficionados a las construcciones de los años 60 del pasado siglo puede resultar una experiencia enriquecedora.
Mi impresión es clara. Se trata de un barrio que quiere ser moderno, quiere contar con muchos servicios y transportes, quiere colegios e institutos, quiere parques ajardinados con zonas infantiles, pero, sobre todo, quiere mantener su esencia, su origen, su identidad obrera, quiere sentirse orgulloso de sus gentes.
Os invito a que paseéis y conozcáis este gran barrio de Bilbao.
FOTOS: ANDONI RENTERIA
Genial reportaje Esme, con gran detalle e historia sobre el barrio, sus construcciones y avances. Me ha gustado mucho
Muchas gracias, un beso
Un reportaje fabuloso muy bueno
Muchas gracias
Muy buen reportaje de nuestro barrio. Agradecemos que se enfoque de esta manera Otxarkoaga.
Solo dos objecciones:
una es que en Otxarkoaganunca hubo NINGUNA CHABOLA. Las chabolas estaban en otros lugares de Bilbao: Enekuri a Monte Banderas, Cobetas, Castrexana,Ollargan etc.
En Otxarkoaga habia caserios, huertas y viñas. Habia Txakolis , esos establecimientos donde se organizaban meriendas y cenas para beber el txakoli producido en esta parte soleada de Begoña. Estaba apartado del nucleo urbano en un entorno rural y agrario.
Se construyeron 3.760 viviendas y de ellas 1.800 viviendas sirvieron para realojar chabolistas a los que se derribo las chabolas. El resto se ofertó a las muotiples familias demandantes de vivienda.
Las chabolas derribadas eran en su mayoria casitas solidas de ladrillo construidas ilegalmente.
El problema de vivienda en Bilbao era dramatico porque la población practicamente se suplico en la decada 1955-1965 y no se habia construido ninguna vivienda.
Varias familias tenian que compartir una misma vivienda.
La otra objeción es que se incluye a Julian Gaiarre como Otxarkoaga, y sin embargo, esta calle forma parte del vecino barrio de Txurdinaga.
Saludos
Cristobal Luis Rivera Okendo
Miembro de la Asociacion de Familias de Otxarkoaga.
Corregido. Mila esker.
Hay un error, Otxarkoaga NUNCA FUE UN BARRIO DE TXABOLAS
Corregido. Gracias