DOLOMITAS EN EL VALLE DE KARRANTZA

En el barrio de Ambasaguas del Valle de Carranza, se encuentra un museo muy curioso: el de la antigua fábrica de Dolomitas.
La dolomía es una roca sedimentaria utilizada como materia prima para diferentes industrias.
En el año 1956 la empresa Dolomitas del Norte comenzó, en el barrio de Ranero, la explotación de la cantera que se hizo muy famosa porque, en una de sus voladuras, se abrió un boquete que permitió descubrir las Cuevas de Pozalagua, hasta ese momento ocultas.
Este material extraído de la mina al aire libre lo trasladaban mediante un tranvía aéreo hasta lo que actualmente es el museo, que fue la estación de descarga. Allí también se encontraban los hornos donde se introducían para el proceso de la elaboración de losetas refractarías que se suministraban a grandes empresas como Altos Hornos de Bizkaia.
Hace unas semanas, acudí hasta este museo con Leyre Barreras, guía profesional de la empresa Leykatur. Estacionamos el coche y, allí mismo, mientras observaba el edificio, Leyre me fue dando detalles de los días de visita. Los fines de semana abren siempre y los días laborables, con cita previa.

Al entrar lo primero que llama la atención es que se mantiene igual que cuando se cerró en el año 1976. Han pintado las paredes y han limpiado pero, básicamente, tiene el mismo aspecto.
Mi guía me contó que, desde 2002, estas instalaciones fueron declaradas Bien Cultural en la categoría de monumento, por el Gobierno Vasco.
Varios paneles informativos colocados en las paredes informan al visitante de la creación de la fábrica y del proceso de las rocas extraídas.

Emociona ver una imagen de parte del personal de la fábrica.

Diversos objetos aportan realidad a la visita; como sacos con piedras, sacos vacíos, vitrinas con botellas que contienen productos químicos o el despacho del Director donde cuelga un cuadro de la antigua fábrica.

En la parte de arriba podemos hacernos una idea muy clara de cómo se transportaba el material desde la cantera en unas vagonetas, a través de este sistema de tranvía aéreo.

Abajo en el sótano existen los antiguos silos que, gracias a un programa informático, han conseguido los efectos de sonido e imágenes que nos trasladan a una época en la que aquí había mucha actividad.
Según me explicó Leyre, esta es la parte que más gusta, sobre todo a los niños.

Durante algo más de una hora, recorrí la fábrica museo y salí sabiendo mucho más sobre este mineral, sobre su transformación y sobre la vida fabril en el valle de Carranza.
Muchas gracias, Leyre, por dedicarme tu tiempo y tus enseñanzas.
FOTOS: ANDONI RENTERIA

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