HOSPITAL SAN LUIS

En la céntrica calle Padre Lojendio existe un edificio anexo a la iglesia de la Residencia de los Jesuitas, donde se ubicó desde septiembre de 1936 hasta junio de 1937 el Hospital de San Luis, un hospital de guerra que contaba con 150 camas. Al ser expulsados los Jesuitas por el Gobierno de la República perdieron muchas de sus propiedades, no así las que figuraban a nombre de sociedades particulares como es el caso de este edificio.
Tres médicos: Valentín García de Cortázar, Nicolás Landa y José María Gondra se encargaron de crear este hospital al que se incorporaron, también, un grupo de enfermeras tituladas. Las instalaciones contaban con un quirófano, un laboratorio, una sala de curas y un aparato de rayos x, entre otras modernidades. El hospital recibió ayudas económicas de la Jefatura de Sanidad Militar para contratar más personal sanitario; así como para otros servicios como ropa, cocina o farmacia. Cada uno de los médicos percibía un salario de 625 pesetas al mes, incluido el director Gondra. Los practicantes cobraban 400 pesetas y las enfermeras 300.

Durante los primeros cinco meses se ingresaron a 902 pacientes, la mayoría por heridas de balas. Solo cuatro fallecieron. Casi tres mil soldados fueron atendidos sin que sus heridas fuesen tan graves como para ser hospitalizados. También se contabilizaron enfermos con infecciones estomacales y del aparato respiratorio. Incluso hubo 37 jóvenes que utilizaron la picaresca para alegar una enfermedad y eludir, así, la incorporación al ejército.
A partir de abril de 1937 la actividad fue frenética en el hospital San Luis; tuvieron que atender a civiles que habían sido víctimas de bombardeos. Algunos se alojaron aquí tumbados en colchones en el suelo. Otros, fueron trasladados a diferentes centros hospitalarios. En el mes de junio se incrementó el número de heridos pero, afortunadamente, también aumentó el número de sanitarios.
A pocos días de que el ejército franquista entrara en Bilbao, el personal médico decidió no abandonar el hospital y cuidar a sus pacientes. Eso sí, hubo una guarnición que se quedó para protegerles. Llegó el 19 de junio, cuando las tropas de Franco pisaron suelo bilbaíno. Al día siguiente se hicieron con el hospital y lo clausuraron.

(FOTO ANDONI RENTERIA)

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