HOTEL CARLTON

En la plaza Moyua, en pleno centro bilbaíno, un edificio destaca por su elegancia y sobriedad: se trata del Hotel Carlton, el primer hotel de lujo construido en Bilbao.
A principios del siglo XX y, debido al gran desarrollo económico de la villa, se hacía necesaria la construcción de un establecimiento hostelero a la altura de las personas adineradas que visitaban Bilbao tanto por negocios como por placer. Es por ello por lo que, en 1919, se encargó el proyecto al arquitecto Manuel María Smith quien lo diseñó en un estilo de Segundo Imperio francés. Una de sus modernidades fue la incorporación de cuarto de baño en cada habitación, por lo que su slogan en aquella época era: “Hotel Carlton, doscientas habitaciones, doscientos baños”. Fue inaugurado en enero de 1926.

Amplios y elegantes salones han sido siempre la seña de identidad de este majestuoso establecimiento donde destaca la vidriera del salón La Cristalera, símbolo del hotel o la profusión de materiales nobles utilizados para darle el esplendor que le ha hecho merecedor del título de Monumento Arquitectónico, Histórico y Cultural concedido por el Gobierno Vasco en el año 1995. Sus fachadas cuentan con varios elementos decorativos, balcones con barandillas de hierro o su famosa y distinguida terraza sobre la cubierta de la puerta principal.
Pero, además de su interés arquitectónico, este hotel es parte de nuestra historia contemporánea; ya que aquí se estableció la primera sede del Gobierno Vasco y fue lugar de reuniones del lehendakari Aguirre y sus colaboradores durante la Guerra Civil. Todavía se conservan la vidriera, la mesa y dos sillas en el salón llamado Luis García Campos donde se reunían en el año 1936.

Otro de los rincones que despierta mucha curiosidad es el búnker: una pequeña sala en el sótano, descubierta en 1985 durante una reforma, que fue usada como refugio del Lehendakari y su gabinete con una capacidad para treinta y cinco personas. Hoy en día se utiliza como salón privado donde los clientes que así lo deseen pueden organizar reuniones o celebraciones. Y, en el exterior, en las escaleras de acceso al hotel se pueden observar unas discretas ranuras que sirvieron como respiradero del bunker.

En la actualidad son innumerables las actividades tanto culturales como sociales que se desarrollan aquí, además de exposiciones de obras de arte o mercadillos solidarios.

 

FOTO: ANDONI RENTERIA