NUEVOS TXIRENES DE BILBAO

Es posible que alguien que no sea de Bilbao no conozca el significado de la palabra “txirene”. Sin embargo, para nosotros, bilbainos y bilbainas que hemos crecido escuchando este término, lo tenemos tan interiorizado que, incluso, nos sorprende que alguien nos pregunte qué quiere decir txirene o chirene.
No todo los bilbainos pueden presumir de ser txirenes. Solo algunos lo son. Aquellos que hacen la vida más divertida a los que les rodean; aquellos que el humor es su bandera; aquellos que realizan alguna acción fuera de lo establecido o de lo que se espera. Se puede decir que ser txirene es una categoria social dentro del bilbainismo. Y, aunque no solo consiste en hacer reír, contar chistes o emprender un proyecto a la bilbaina, ser txirene es eso y mucho más.

Desde el año 2010, Bilbao Historiko, la entidad que dinamiza y difunde la vida cultural, social y económica en el Casco Viejo y Bilbao la Vieja, concede los premios TXIRENE DE HONOR-TXIRENE OF THE YEAR, a aquellas personas o instituciones que, en su trayectoria, han demostrado sobradamente con su trabajo o actitud que son merecedoras de tal distinción.

Hoy, día veintiocho de enero, en el hall del Teatro Arriaga, nos hemos reunido un nutrido grupo de personas relacionadas con la cultura y la vida social de la villa, para asistir a la entrega de los trofeos en forma de lámina dibujada por el ilustrador gráfico, Tomás Ondarra.

En esta edición los afortunados txirenes han sido Jon Ruiz y Eduardo Saiz, fundadores de la cerveza LA SALVE y María Baqué de la empresa Cafés Baqué por crear el primer “café cerveza” vasco. Un producto nuevo al que han bautizado con el nombre de “NITRO COLD BREW COFFEE BAQUÉ-LA SALVE”, que fusiona las culturas cervecera y cafetera, que se presentó el pasado mes de diciembre en la fábrica La Salve en Bolueta y que, próximamente, podremos saborearlo en los establecimientos bilbainos.

A las doce y media, la periodista Sandra Atutxa, ha dado la bienvenida a todos los asistentes y ha presentado a Borja Elorza, quien ha recogido el testigo de Unai Aizpuru, anterior presidente de Bilbao Historiko, y que ejercerá su función en los próximos años, con responsabilidad e ilusión, como así ha expresado.

Los premiados Jon Ruiz y María Baqué no han podido asistir a este acto por motivos personales, pero sí lo ha hecho el tercero de este equipo tan txirene: Eduardo Saiz quien ha manifestado sentirse muy agradecido y feliz con este reconocimiento.

La concejala, Itziar Urtasun, fue elegida el pasado año con el mismo título y ha confesado que es uno de los mejores reconocimientos que se le puede hacer a un bilbaino.

También el coordinador de Bilbao Historiko, Iker Urkidi ha felicitado a los premiados y ha asegurado que es un honor contar con estos nuevos txirenes en Bilbao.

No ha faltado la música del txistu de otro txirene: Mikel Bilbao y algunas imágenes para el recuerdo con buenos amigos.

No cabe duda de que en Bilbao hay muchos txirenes con título y sin título.

FOTOS: ANDONI RENTERIA

ALCAZABA Y RIMBOMBÍN, TEMPLOS DEL BUEN COMER

En Bilbao, el comer es casi una religión y nunca han faltado establecimientos donde sirvieran deliciosas viandas y buenos caldos.
La familia Jaureguizar, muy conocida en el mundo hostelero, fue quien inauguró el Restaurante Alcazaba en la calle Hurtado de Amézaga en 1921. Este lugar de culto para clientes con estómagos agradecidos lo atendía el matrimonio, sus cuatros hijos y un cocinero catalán con amplia experiencia adquirida en un hotel de lujo en Suiza. El local estaba dividido en dos pisos: el de abajo para la marisquería y el de arriba para el restaurante.
Su extensa carta de platos típicamente bilbaínos contaba con tres especialidades: el jamón, el marisco y la caza. De los vinos y licores se encargaba Andere, una de las hijas que, a pesar de que nunca los probaba, era capaz de distinguirlos por el olfato. Andere era una joven rubia y pizpireta que impresionaba a los clientes con su belleza. El artista Ignacio Zuloaga, asiduo al restaurante, la esculpió en dos ocasiones; mientras que el compositor y escritor Félix Garci-Arcelus, apodado Klin-Klon, le dedicó su conocido zortziko “El roble y el ombú”.
Mucha y diversa gente de la sociedad bilbaína frecuentaba su comedor como el político socialista Indalecio Prieto, quien solía reunirse con el arquitecto municipal Ricardo Bastida y, mientras daban buena cuenta de los suculentos platos, realizaban bosquejos de infraestructuras que, con el paso de los años, llegaron a ser una realidad.

En esta misma calle, en el número 48, Teodoro García fundó un negocio en el año 1931 donde, además de tomar buen café, se jugaba al billar o al futbolín. Veinte años más tarde y debido a la fama que fue adquiriendo, Teodoro lo transformó en restaurante. Para ello sustituyó algunos billares por mesas de comedor y fue así cómo el Rimbombín, especializado en mariscos y pescados del Cantábrico, llegó a ser muy popular en la villa.
En el año 2006, este prestigioso restaurante fue distinguido con el título de Ilustre de Bilbao que otorga el Ayuntamiento de la villa como reconocimiento a su larga trayectoria y al buen trato que siempre ha dado a los bilbainos y bilbainas. Al igual que el Alcazaba, este templo gastronómico fue punto de encuentro de personalidades del mundo de la cultura, la política, el espectáculo o los toros.

Desgraciadamente, el pasado diciembre cerró sus puertas debido a la situación de pandemia en la que nos encontramos y con su cese se va otro reputado negocio bilbaino.

La foto la he tomado de su propia web.

UNA ESTATUA EN LAS ALTURAS

¿Alguna vez os habéis preguntado qué representa la figura situada en una ladera encima de la Universidad de Deusto, dentro de sus límites? En este post os contaré, someramente, algo de su historia.

Se trata de la estatua de San José con el niño y pertenece a la propia Universidad por lo que no se puede visitar; únicamente podemos apreciarla de lejos. Entre los años 1889 y 1890 en Europa se desató una epidemia de gripe que dejó una ingente cantidad de víctimas mortales. Solo en Bilbao perecieron más de cuatro mil personas. También en la propia Universidad de Deusto hubo más de cien contagiados entre profesores y alumnos. Afortunadamente nadie falleció y, por ello, decidieron que, en señal de agradecimiento, se erigiría una estatua de San José, símbolo de protección y de la ética del cuidado, en una de las colinas del complejo universitario; un lugar elegido por su buena visibilidad.

El escultor Vicente Larrea Aldama fue el encargado de su realización en 1889 en piedra sobre un templete adornado con bombillas que se encendían todos los miércoles y el 19 de marzo, día del santo. Sin embargo, en las primeras décadas del siglo XX desapareció el templete y las bombillas y se colocó un reflector que no alumbraba tanto; de hecho, en la prensa de la época se decía que no se distinguía ni la silueta. Finalmente, quedó a oscuras y, en la actualidad, no podemos verlo de noche pero, sí, de día. Además, ahora luce más limpia la estatua, ya que ha sido restaurada recientemente gracias a la Fundación Gondra Barandiarán,  y en octubre de este mismo año se reinauguró con la asistencia de José María Guibert, rector de la Universidad de Deusto, acompañado de varias personas y, por supuesto, del párroco que la bendijo.

FOTOS: JULIO ARRIETA