MUSEO PLASENTIA BUTRÓN

Este museo, que se encuentra en el casco histórico de la villa de Plentzia, también es conocido con el sobrenombre de “La Perrera” por haber albergado a los borrachos a principios del siglo pasado. Sirvió, además, como biblioteca, oficinas del Ayuntamiento y de Correos e, incluso, acogió a una dotación de bomberos; hasta que, en 1998, se convirtió en la sede del Museo Plasentia de Butrón.

En su fachada principal se puede observar una inscripción que asegura que la casa costó 53396 maravedíes del siglo XVI, lo que lo convierte en el edificio civil más antiguo de la villa. En el interior cuelga un cuadro con el texto de la fachada.

Su gestión corre a cargo de la Fundación Plasentia de Butrón y son los propios voluntarios, movidos por la pasión de conservar la memoria de un pueblo y de sus gentes, los que atienden al visitante y le ofrecen jugosos detalles de esta villa que, durante una época, fue muy frecuentada por la burguesía y que contó con sus propios astilleros; así como con un puerto comercial que llegó a competir con el de Bilbao.

Esta construcción medieval de cuatro plantas y sótano, posee en su interior cientos de objetos navales procedentes de la villa y de los alrededores; en su mayoría donados por los descendientes de tantos vecinos que dedicaron su vida a la náutica profesional. Buen ejemplo de ello es el ancla del siglo XVI rescatada veinte años atrás en la bahía de Plentzia y que está recubierta de crustáceos formando una costra que protege el hierro; o el reloj de la iglesia datado hace dos siglos que se mantiene en funcionamiento.

Cartas náuticas, instrumentos de navegación, maquetas de barcos, fotografías, libros, numerosos documentos… completan una extensa y excepcional colección que, seguro, fascinará a los amantes del mar.

Cada seis meses cambian algunos elementos de la exposición y sacan de su extenso fondo nuevas piezas; como el proyectil del siglo XV que, recientemente, encontró un niño mientras jugaba en la playa de la villa. Una particularidad de este museo es que todos y cada uno de los objetos que se exhiben en sus estanterías, esconden una emotiva historia relacionada con el mar; algo que gusta mucho a los visitantes, como así reflejan en el libro de firmas al salir.

A finales del siglo XIX y principios del XX, la ruta comercial hacia Filipinas era tan habitual que, muchos capitanes de barcos originarios de Plentzia, se asentaban en el país asiático. Cuando regresaban a la villa solían traer las maletas cargadas de curiosos y lujosos regalos para sus familias.

Hace dos años, la nieta de un Capitán de la Marina Mercante, donó un objeto muy especial: una panoplia. Se trata de una pieza decorativa con reproducciones a pequeña escala de diversas herramientas como: machetes, espadas o lanzas. También se pueden ver filigranas realizadas en marfil y piedras semipreciosas; una silla de caballo; instrumentos musicales o unos excéntricos sombreros. El fin de estas panoplias era recordar la vida en Filipinas. La que observáis en la foto que se conserva en el museo, colgaba de la pared del camarote de un capitán perteneciente a una familia muy conocida de la villa de Plentzia, que realizaba habitualmente esta ruta.

Y, por supuesto, no faltan preciosas maquetas de barcos realizadas con todo lujo de detalles.

Para más información os dejo el enlace a la página del propio museo.

Museo Plasentia de Butrón

Las imágenes tomadas por Andoni Renteria se realizaron en mayo de 2021, es por ello que, tanto los voluntarios del museo como yo, llevamos puestas las mascarillas de uso obligado en ese momento de la pandemia.

MUSEO VASCO DE HISTORIA DE LA MEDICINA

José Luis Goti Iturriaga, reconocido médico y profesor de Historia de la Medicina en la Universidad Pública Vasca, se dio cuenta de que una buena manera de crear interés a los alumnos, sería darles a conocer la evolución de la medicina a lo largo del tiempo. Fue así como comenzó a recopilar elementos relacionados con esta ciencia y, en el año 1982, fundó el Museo Vasco de Historia de la Medicina del que también fue su primer director. Ubicado en la propia facultad, años más tarde se trasladó a su sede actual en el edificio de la Biblioteca principal del Campus Universitario de Leioa. Este singular museo, que atesora más de seis mil piezas de los siglos XIX y XX, dispone de mil quinientos metros  cuadrados divididos en diversas salas dedicadas a cada una de las especialidades médicas.

Al entrar, lo primero que se encuentra el visitante es la recreación de una tradicional farmacia  a la que no le faltan detalles curiosos como alambiques, balanzas, morteros o más de un millar de frascos con productos para elaborar medicamentos procedentes, en su mayoría, del Hospital Civil de Basurto.

En una de las paredes se puede ver un gran mural de Julián Lázaro donde aparecen unas cincuenta personas entre médicos y otras figuras de prestigio relacionadas con la historia de la medicina.

Por un pasillo se accede a una estancia grande destinada a la higiene y a la esterilización del material utilizado en las consultas médicas.

En otra sala se conserva el instrumental empleado por los odontólogos que, ahora nos parece obsoleto, pero fue innovador en una época no muy lejana. La habitual escupidera que vemos en cualquier clínica dental no dista mucho de la que conserva el museo, de hecho esta parece toda una obra de arte.

En la sección de ginecología, una camilla plegable preside la sala. Esta pieza, que portaba el médico cuando visitaba a sus pacientes para una revisión o para asistirles en el parto, fue hallada en el desván de una vivienda de las Encartaciones y donada al museo. La mayoría de los objetos de esta habitación provienen de la Maternidad de Bilbao.

Aparatos de Rayos X, sillas reclinadas, lámparas ultravioletas, maletines… son algunos de los elementos que se han ido incorporando con las generosas aportaciones de instituciones públicas, de los descendientes de reconocidos médicos bilbaínos o de antiguos hospitales como el de Plentzia, que ha contribuido con diferentes aparatos de rehabilitación usados hace casi un siglo.

También hay lugar para los símbolos religiosos, aquellos a los que se encomendaban los más devotos y que nunca faltaban en ningún centro sanitario.

En el área de traumatología hay mucha información sobre huesos y músculos.

Os dejo el enlace a la página del museo para más información Museo Vasco de Historia de la Medicina

 

En las imágenes de Andoni Renteria aparecemos, la profesora Begoña Madarieta que me hizo de guía y yo, con las mascarillas de uso obligatorio en ese momento de la visita.

 

LA VIDA PADRE EN BILBAO

Ayer, 8 de septiembre de 2022 será una fecha para recordar, por lo menos para algunos como, por ejemplo, para el director de cine Joaquín Mazón; ya que se presentaba su última película LA VIDA PADRE. A las diez de la mañana, en el auditorio del Museo Guggenheim, se proyectó para la prensa su nuevo proyecto cinematográfico rodado en Bilbao que ha dirigido con mucha maestría.

Al terminar, tanto el director como los actores principales del film, desde el escenario, contestaron a todas las preguntas en rueda de prensa.

 

El reparto de la película está formado por: Karra Elejalde, Enric Auquer, Maribel Salas, Gorka Aguinagalde, Lander Otaola, Megan Montaner, Manuel Burque y María Botto. Además de muchos actores secundarios que realizan un gran trabajo.

Se les notaba felices y así lo expresaron. Joaquín Mazón, que ya rodó parte de su película CUERPO DE ÉLITE en nuestra villa, de la que se confiesa abiertamente un enamorado, aseguró que esta cinta es un claro homenaje a Bilbao.

En la terraza de un hotel cercano al museo se llevaron a cabo las entrevistas para los medios de comunicación y varias sesiones de fotos para la promoción.

Joaquín Mazón, al que conocí hace varios años, me concedió una entrevista para las Redes Sociales.

Por la noche, a las ocho y media y, de nuevo en el museo, comenzaron a llegar los primeros invitados al estreno mundial de la película. El alcalde, Juan Mari Aburto, acompañado de Juan Ignacio Vidarte, director del Museo Guggenheim Bilbao, y de varios ediles; así como de Ana Otadui, presidenta de Juntas Generales de Bizkaia o Josu Erkoreka, vicelehendakari se fotografió con el equipo artístico, de producción y con gran parte del equipo de cocineros que han asesorado a Joaquín para la realización de la película.

La actriz María Botto estaba deslumbrante.

Siempre agradeceré a Joaquín que pensara en mí para una pequeña aparición en esta película a la que deseo el mayor de los éxitos.

El alcalde intercambió saludos y bromas con los actores de la película.

Uno de los actores más jóvenes no quiso perderse este estreno.

Antes de la proyección, en el escenario, Joaquín Mazón nos presentó a cada uno de los intérpretes y nos animó a disfrutar de la película.

Sonrisas, nervios, ilusión, expectación…fueron algunos de los  ingredientes de la velada en los momentos previos. Al terminar, al director y a su equipo se les notaba absolutamente satisfechos y felices de observar cómo el público aplaudía con entusiasmo, mientras recibían las felicitaciones de todos los asistentes.

La película gustó mucho e, incluso, se vieron algunas lágrimas de emoción por la historia en sí y por el orgullo que produce a los bilbainos ver imágenes tan maravillosas de nuestra villa de Bilbao.

En el photocall no faltaron las fotos para el recuerdo.

A partir del día 16 de septiembre, se podrá ver en todas las salas de cine este filme que cuenta la historia de un afamado chef bilbaino al que, en los años noventa, se le da por muerto y, treinta años más tarde, aparece cuando sus dos hijos, ya adultos, regentan el mismo local hostelero, pero reformado y ofreciendo unos platos algo diferentes, más innovadores.

Es una película con muchos momentos divertidos, muchas referencias a Bilbao y al carácter bilbaino donde, también, invita al espectador a reflexionar y, sobre todo, a emocionarse.

Yo que vosotros, no me lo perdería. Avisados quedáis.

FOTOS: ANDONI RENTERIA