DON DIEGO, EL VIAJERO.

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Corría el año 1887 cuando en el consistorio bilbaíno se planteó un debate para decidir quién debería recibir un homenaje en forma de estatua. Sería la primera en la ciudad y había que pensarlo bien.
Fue el teniente alcalde de entonces, Domingo Gorostiza, quien propuso a nuestro fundador Don Diego López de Haro.
Ahora tocaba decidir quién llevaría a cabo semejante obra.
Apostaron por Mariano Benlliure, valenciano de 26 años y, lo suficientemente famoso, para darle el porte que tan ilustre personaje merecía.
El lugar elegido para su ubicación fue el centro de la plaza Nueva, en frente de la Diputación Provincial, hoy sede de Euskaltzaindia.
El 31 de Agosto de 1890 el Noticiero Bilbaíno comunicaba la inauguración de la estatua.
Los balcones de la plaza se engalanaron para la ocasión, no cabía ni un alma, todo Bilbao quería recibir a su fundador.
Hubo vítores, aplausos y el discurso del alcalde.
Solo cinco años estuvo allí, ya que hubo de trasladarse para instalar el kiosko de la música.
Durante un tiempo «residió» en la plaza Circular pero, los puristas opinaban que el fundador debía situarse donde tuvo lugar el origen de la villa, por ello se le reubicó en la plaza de los Santos Juanes en Atxuri.
Aunque tampoco parecía que aquella ubicación sería para mucho tiempo.
Desde el 19 de Noviembre de 1937 Don Diego nos «vigila» a una altura de 10 metros sobre un pedestal en la plaza Circular. Parece que ahora si ha encontrado su destino definitivo.

(FOTO INTERNET)

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