EL CANAL DE DEUSTO

A principios del siglo XX los problemas de navegabilidad en la ría, a la altura de Olabeaga, eran evidentes y se hacía necesaria una solución urgente. Abrir un canal en la vega de Deusto parecía ambicioso y, al mismo tiempo, sería una buena medida para mejorar la situación tanto para la navegación como para las labores de carga y de descarga. La Junta de Obras del Puerto con el proyecto de Luis Camiña, Ingeniero Director del Puerto, proposu la idea al Ayuntamiento de Bilbao, quien la consideró adecuada y beneficiosa para la expansión de la villa. El plan se aprobó en 1929. Sin embargo, quedó paralizado debido a la crisis económica, hasta después de la Guerra Civil.

A mediados de la década de los cuarenta se retomó la idea del canal, dado el incremento de la actividad portuaria. Una vez aceptados los proyectos, los planos y demás gestiones administrativas, se comenzaron las negociaciones para desalojar de las viviendas a los vecinos de la zona. La expropiación de aquellos terrenos tuvo un coste de ocho millones de pesetas. Por fin y, después de varios trámites, las obras de la primera fase de ejecución se iniciaron en agosto de 1950; para la segunda fase hubo que esperar doce meses. El canal se construyó con una anchura de cien metros, creando, así, dos márgenes con casi tres kilómetros de longitud cada una que ayudarían a liberar el tráfico de la ría.

Esta faraónica obra no estuvo carente de problemas técnicos por falta de medios, con lo que los plazos no pudieron cumplirse. También hubo un desfase presupuestario importante, alcanzando la no despreciable cifra de mil cuatrocientos millones de pesetas.

Nunca llegó a realizarse la apertura completa como era la idea original; sino que faltando 400 metros, se detuvieron los trabajos y se justificó alegando que los terrenos fangosos no permitían avanzar. Por lo tanto nunca se convirtió en una isla como estaba proyectado, sino que se quedó en península. Treinta y ocho largos años fueron necesarios para realizar aquella colosal obra inaugurada en 1968. Como todas las construcciones importantes de la época, la del canal también apareció en el famoso NO-DO que se emitía en los cines del país.

Y, cincuenta años más tarde, concretamente el ocho de octubre de 2018, en un acto solemne al que asistió el alcalde Juan Mari Aburto acompañado de varios representantes de las instituciones, se retiró la parte de tierra que unía la península de Zorrozaurre con Deusto a la altura del puente de Frank Ghery donde, en otros tiempos, fondeaban unas  mil embarcaciones cada año. Desde entonces, la isla de Zorrozaurre se está transformando poco a poco en la nueva zona residencial de Bilbao.

FOTOS: ANDONI RENTERIA

 

EUSKAL HERRIA MUSEOA

Muchas veces, el continente refuerza el atractivo del contenido. No hay duda de que eso sucede con el Museo Euskal Herria de Gernika inaugurado en 1991 en el palacio Alegría, también llamado Montefuerte. El edificio, construido en el siglo XVIII sobre las ruinas de una antigua torre medieval, perteneció a la familia Allende Salazar como se aprecia en el gran escudo que decora la fachada principal. La Diputación Foral de Bizkaia lo adquirió en 1982, lo rehabilitó y le dio el uso actual con el fin de mostrar la evolución, la historia y la cultura del pueblo vasco; de los territorios; del folklore y de la gastronomía. Su ubicación es inmejorable entre la Casa de Juntas y la iglesia de Santa María. Y, por si fuera poco, su jardín se reconvirtió en el parque de los Pueblos de Europa, para disfrute de todos los gernikeses.

El recorrido comienza en la planta baja donde las reproducciones de caseríos y casas-torre, comparten espacio con una maqueta de Gernika en la Edad Media. En estas salas se explica cómo surgieron los núcleos urbanos de las villas y de las anteiglesias; cómo se construían los caseríos y el gran valor de la madera. También se exponen varias cartas de navegación por la costa vasca desde el siglo XVI al XIX, que reflejan la importancia de la vida del mar en aquella época.

En la primera planta nos adentramos en la historia de los territorios. Por medio de paneles informativos se detallan las características de cada uno de ellos; cómo se organizaban política, social y económicamente; la trascendencia de la religión; el idioma… Y, por supuesto, ocupan un lugar destacado aquellos hombres y mujeres de la diáspora vasca que siguen manteniendo su lengua y su cultura. En la sección de folklore se exhiben objetos de deporte rural, de danzas, de música, de moda o de las famosas raquetistas de las que se conserva, por ejemplo, una máquina para fabricar las pelotas con las que jugaban.

El ático se reserva para las exposiciones temporales que, desde la apertura del museo, han sido más de un centenar.

En una vitrina el visitante puede admirar una bandeja propiedad de Andone Zorrozua y donada por una familia gernikesa, realizada en la fábrica de cerámica San Mamés, una empresa fundada en un antiguo molino hidráulico en Busturia, por las familias Bulucua y Chirapozu que producía, al principio, utensilios de cocina y que, poco a poco, comenzó a crear piezas más refinadas que, en la actualidad, se han convertido en piezas de coleccionista.

Otra de las joyas del museo es, sin duda, el cuadro titulado ALEGORÍA DE BIZKAIA. Pintado en 1897 por el artista vizcaíno Anselmo Guinea, sirvió como boceto para la vidriera situada en la parte superior de la escalinata principal del Palacio Foral de Bizkaia en Bilbao, que ejecutó el cristalero catalán Antonio Rigal. En esta impresionante alegoría queda representada la Señora, que personifica a Bizkaia, sentada bajo el árbol de Gernika, símbolo de libertad de los vascos. En la parte izquierda se observan los caseríos como ejemplo del mundo rural, agrícola y ganadero. A la derecha, el artista dibujó altas chimeneas de las industrias nacientes; así como varios barcos que surcan la ría. En medio de la imagen se encuentran todo tipo de profesionales como pastores, herreros, leñadores, artistas, médicos o poetas que portan en sus manos su trabajo para ofrecérselo a la Madre Bizkaia.

La obra, propiedad de Diputación Foral de Bizkaia, se encuentra en el museo desde su inauguración.

Y, no solo el interior es maravilloso; su jardín es digno de un paseo con calma.

Os dejo este enlace con más información de horarios y precios.

Euskal Herria Museoa

 

FOTOS: ANDONI RENTERIA

 

EL BOSQUE DE OMA DE ESTRENO

Hoy, día 27 de octubre de 2023 y tras muchos meses de trabajo, se ha inaugurado el nuevo Bosque de Oma situado en el valle de Oma, en la localidad de Kortezubi en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Este museo en plena naturaleza, comenzó su andadura en los años ochenta del pasado siglo cuando el escultor y pintor basauritarra, Agustín Ibarrola, dedicó su tiempo y sus recursos artísticos y materiales para crear arte con unos lienzos maravillosos: los árboles. En un espacio de unas cuatro hectáreas fue dando forma a aquella obra única que se convirtió en uno de los lugares más visitados de Euskadi con entrada gratuita y con la peculiaridad de que cada persona debía situarse en puntos concretos para apreciar bien la perspectiva de los dibujos que, como si de un puzzle se tratara, formaban siluetas geométricas, de personas o de animales.

Desgraciadamente, en 2019 y tras unas tareas de mantenimiento, se comprobó que los árboles sufrían una plaga de hongos que se caracteriza, sobre todo, porque a los troncos los tiñe de color marrón. De ahí el nombre de esta enfermedad: plaga de la «banda marrón». No solo sucedió en este bosque, sino en muchos otros del territorio. El departamento de Medio Ambiente hubo de intervenir y, para ello, se cerró el bosque con la intención de someterlo a un tratamiento para conservar este patrimonio natural y artístico. Con el paso del tiempo y los estudios pertinentes se demostró que el Bosque de Oma se moría y había que tomar la decisión de buscar otro emplazamiento.

La Diputación Foral de Bizkaia valoró muchos terrenos en los alrededores de Oma hasta que dio con el que hoy se inaugura. Han sido muchos proyectos, mucho trabajo, mucho tiempo y mucha investigación de la trayectoria del artista, pero por fin la obra de Agustín Ibarrola se ha podido reproducir en 800 árboles, clasificados en un total de 34 conjuntos artísticos.

Este proyecto de la Diputación Foral de Bizkaia ha reunido a un equipo multidisciplinar, liderado por Fernando Bazeta, profesor de la UPV, formado para adecuar y trasladar la obra al actual bosque. En este equipo han intervenido artistas plásticos, expertos en restauración, un especialista en Arte Contemporáneo Vasco de la UPV-EHU, un arquitecto de la UPV-EHU, además de alumnas del grado de conservación y restauración de la UPV-EHU y expertos forestales. También han contado con el asesoramiento del servicio de Patrimonio Cultural de la Diputación Foral de Bizkaia y, por supuesto, la colaboración en todo momento, de la familia Ibarrola.

Hoy es un día muy especial que pasará a la historia de Bizkaia, sin duda.

A las diez de la mañana, la Diputada General de Bizkaia, Elixabete Etxanobe, acompañada de la Diputada de Cultura, Euskera y Deporte, Leixuri Arrizabalaga, de familiares del artista y de los profesionales que han llevado a cabo esta singular obra, ha visitado este lugar mágico donde el arte lo encuentras mires para donde mires. Elixabete Etxanobe ha expresado su satisfacción y ha comentado que el Bosque de Oma es un símbolo para la sociedad vasca. José Ibarrola, por su parte ha agradecido la implicación de las instituciones y el trabajo de tantos profesionales.

En un acto como este no podía faltar el Aurresku de Honor, en esta ocasión con la música de violín y txalaparta. (Pinchad para ver el video)

Al entrar, un panel informativo explica la manera de realizar la ruta por este gigantesco museo al aire libre cuya extensión es de 12 hectáreas.

Durante casi una hora, todos los invitados a esta presentación han recorrido el bosque observando cada detalle, cada dibujo, cada árbol… mientras permanecían atentos a las explicaciones que les ofrecían tanto José Ibarrola, como Fernando Bazeta o el propio nieto del artista, Naiel Ibarrola.

Cabe destacar que, en el diseño y ejecución del bosque, se han cuidado mucho aspectos como el respeto a la obra creando defensas naturales para los árboles y coordinando planes de conservación y mantenimiento. Además se ha habilitado una web en cuatro idiomas y un mapa para guiarles a través del arbolado. Y, por supuesto, se ha puesto mucho empeño en todo lo referente a la sostenibilidad; utilizando materiales propios del entorno para marcar los senderos o, incluso, para instalar bancos.

En el suelo se han instalado unas marcas para indicar al visitante cómo debe situarse para visualizar bien la obra y entender lo que Agustín Ibarrola ha querido expresar trazando esos dibujos.

Otra de las medidas fundamentales para preservar este espacio es el servicio de cita previa para la optimización del aforo. Los fines de semana y festivos se pondrá a disposición de los visitantes un servicio de lanzadera gratuito desde Gernika-Lumo hasta el aparcamiento a los pies de Santimamiñe, desde donde deberán recorrer a pie los dos kilómetros ochocientos metros hasta el bosque.

De repente, miras hacia arriba y te sientes observado por un gran ojo de color blanco.

En el Bosque de Oma también hay espacio para el amor y para los besos.

Seguro que muchos de vosotros estáis deseando acercaros hasta el Valle de Oma para dejaros llevar por el sonido de la naturaleza y la observación de estas obras únicas.

Os dejo este enlace para mayor información; así como para concertar una visita https://www.bizkaia.eus/es/web/bosque-oma-basoa/inicio

FOTOS Y VIDEO: ANDONI RENTERIA