Don Miguel de Unamuno y Jugo, nuestro bilbaíno más universal, nació en el portal número 16 de la calle Ronda en pleno Casco Viejo. Cuando era un bebé su familia se trasladó a una vivienda en la calle la Cruz frente a la iglesia Santos Juanes donde fue bautizado.
Sus primeros estudios los realizó en el Instituto Vizcaíno situado en la plaza que, actualmente, lleva su nombre, a pocos metros de su residencia. Al terminar se trasladó a Madrid donde se matriculó en Filosofía y Letras. En 1891 se casó con su novia de toda la vida, Concepción Lizarraga con la que tuvo nueve hijos. Ese mismo año obtuvo la cátedra de griego en la Universidad de Salamanca, ciudad en la que residió casi toda su vida.
Era un hombre atribulado, con muchas dudas religiosas, políticas, existencialistas… Poseía un carácter rebelde, inquieto e individualista y parecía encontrarse siempre en guerra consigo mismo.
Fue un ferviente opositor del régimen de Primo de Rivera lo que le supuso el destierro,
primero a Fuerteventura y, más tarde, a Francia entre los años 1924 y 1930. Tras la destitución del dictador, regresó para convertirse en Diputado de la República.
Autor de decenas de libros de novelas, poesía o ensayos, visitó gran parte de España de la que se sentía absolutamente preocupado por su devenir. PAZ EN LA GUERRA, LA TÍA TULA o NIEBLA son tres ejemplos de su prosa en las que expresaba los conflictos de su país, de sus gentes, del modo de vida.
Nos dejó un extenso legado literario, filosófico y político pero, entre tanta erudición, quedan
para el recuerdo dos famosas frases:
“Venceréis pero no convenceréis” y “El mundo es un Bilbao más grande”.
Cada 29 de septiembre, fecha de su nacimiento, bajo su busto en la bilbaína plaza bautizada con su nombre, se realiza una ofrenda floral a la que acuden las autoridades y algunos miembros de su extensa familia.
En el salón de actos de la Biblioteca de Bidebarrieta, se le puede ver desde hace años, en uno de los palcos observando el escenario. Esta estatua llama la atención a todo el que visita por primera vez este auditorio.
FOTOS: ANDONI RENTERIA