El origen de esta feria data del siglo XIX, cuando la mayoría de los baserritarras no eran propietarios de sus caseríos, sino que debían pagar una renta por habitar en ellos, cultivar sus tierras o criar ganado.
La cantidad estipulada de pago se realizaba una vez al año, siempre en diciembre.
Los baserritarras aprovechaban el día de Santo Tomás para bajar a la ciudad, abonar su deuda con los arrendadores y, de paso, traían sus mejores productos de la huerta y sus mejores animales con idea de venderlos en la ciudad.
No solo vendían sino que también aprovechaban para realizar compras de aquello que les fuese necesario y era difícil de conseguir allí donde residían, normalmente en el monte.
Lo que en principio era una costumbre se ha convertido en una tradición para los vascos.
Los baserritarras siguen trayendo sus productos y algunos de sus animales para disfrute de todos los que vivimos en las ciudades y no estamos habituados a la vida de campo.
Es una especie de reencuentro con la vida campestre.
También a esta feria acuden artesanos que exhiben con orgullo sus creaciones artísticas y, por supuesto, las venden.
Este festividad se celebra en varios lugares de nuestra geografía como Donostia, Mondragón o Vitoria-Gasteiz.
En la de Bilbao participaron el año pasado alrededor de 125 000 personas y el número de puestos rondó los 300 que se localizan entre el paseo del Arenal y la Plaza Nueva.
Este mercado de Santo Tomás tal y como lo conocemos ahora se viene celebrando desde el año 1945.
Durante todo el día el Casco Viejo bilbaíno y el Arenal es un lugar donde reunirse con la cuadrilla, la familia o los compañeros de trabajo que salen un rato para disfrutar de un hamaiketako.
Pocos son los que se resisten a acudir a esta celebración tan nuestra donde poder degustar queso, rosquillas, sidra o txakoli e incluso observar a los capones.
Pero, sobre todo, la estrella de la feria: El talo, bien sea con morcilla, chorizo o bacon. Se trata de una torta cocinada con harina de maíz, sabrosísima pero bastante cara.
Al margen de su precio, los bilbaínos no renunciamos a las tradiciones y a la gastronomía, aunque sea una vez al año.
Os dejo la receta por si os animáis a prepararla en casa.
http://www.tobegourmet.com/2013/04/como-se-hace-un-talo-taller-de-talos-en.html
Esta mañana he paseado por el Arenal y he visto como los aizkolaris preparaban sus hachas para practicar su deporte favorito, he escuchado las melódicas notas de la trikitrixa y he olido los ricos aromas de la feria pero, no he podido quedarme.
Así que, por la tarde, he bajado de nuevo.
El Arenal y todo el Casco Viejo era un ir y venir de jóvenes bebiendo, comiendo y divirtiéndose.
He de destacar lo incívicos que somos tirando vasos de plástico, botellas y papeles al suelo.
Eso no me ha gustado nada.
Os dejo alguna foto de los puestos de comida.