ANA OTADUI, UNA PRESIDENTA MUY CERCANA.

Juntas Generales de Bizkaia es, posiblemente, una de las instituciones más antiguas del territorio histórico de Bizkaia; ya en la Edad Media se reunían los representantes de la Tierra Llana, las villas y Orduña, las Encartaciones y el Duranguesado, así como un nutrido grupo de hidalgos, caballeros y escuderos que acudían a la convocatoria del Señor de Bizkaia. La periodicidad de estas reuniones era de unas cuatro veces al año o, incluso, menos.
En aquellas juntas se trataban temas como el nombramiento del Señor de Bizkaia, se aprobaba la fundación de nuevas villas, se redactaban nuevas ordenanzas, se organizaban los recursos económicos, el cuidado de los montes o la construcción y mantenimiento de los caminos de la provincia, entre otras muchas cuestiones. En 1876, tras la Segunda Guerra Carlista quedaron abolidos los Fueros y, por lo tanto, desaparecieron las Juntas Generales que fueron recuperadas en 1979.
En la actualidad son cincuenta y un junteros elegidos en las elecciones forales, cada cuatro años, coincidiendo con las elecciones municipales. Los vizcaínos elegimos a estos representantes de las cuatros circunscripciones de Bizkaia: Encartaciones, Bilbao, Busturia-Uribe y Durango-Arratia.
Son cuatro las sedes de Juntas Generales en territorio vizcaíno: Casa de Juntas de Gernika, Casa de Juntas de Abellaneda, Casa de Juntas de Gerediaga y la sede de Bilbao situada en la calle Hurtado de Amézaga número 6 que fue el hotel Excelsior desde 1939 hasta 1988. Es aquí, en esta sede administrativa, donde se lleva a cabo la actividad diaria de la institución: reuniones, juntas o preparación de plenos, desde mayo de 1996 cuando se inauguró tras la reforma de este emblemático edificio. Y, precisamente, aquí tuve el honor de ser invitada hace unos días por Ana Otadui Biteri, Presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia.
Al entrar, la planta baja del edificio cuenta con dos salas grandes: una de conferencias o de prensa y la otra para exposiciones temporales.
Ya en los pisos, lo que más sorprende es la distribución circular de las oficinas, despachos y salas de reuniones. Una escalera de madera en forma de caracol une las plantas donde se ubican los despachos de la presidenta, de los vicepresidentes y de los empleados de la institución.

Pero si hay algo que a mí, particularmente, me impresionó fueron las numerosas obras de arte que cuelgan de sus paredes. En cada rincón, por los pasillos, en casi todas las estancias se pueden observar cuadros de artistas vascos como Lazkano, Ibarrola, Oteiza o Chillida. También encuentro alguna obra donada por los diferentes autores que exponen en la sala de la planta baja.

Una de esas joyas me pareció realmente curiosa; creada por una mujer parece esconder un mensaje de liberación femenina.

Ana me esperaba en su despacho con su radiante sonrisa. Nos saludamos con dos besos y al comentarle lo bonito que es su lugar de trabajo, me aseguró que ella no ha tocado nada, que está exactamente igual que como lo dejó su predecesora. Lo único que se ha traído es un par de fotos familiares y un dibujo realizado por su niña.

Sobre una mesa reposa un cuerno que, según me explica, se trata de una réplica de uno de los utilizados hace muchos años para convocar las juntas desde alguno de los montes bocineros.

Me indica un sofá de color azul Bilbao donde nos sentamos mientras le pregunto por sus inicios en la política.

-Después de terminar Derecho en la Universidad de Deusto obtuve plaza de interina en el Ayuntamiento de Durango. En 2003 saqué plaza de administrativa en Diputación y, más tarde, me preparé para las plazas de Técnico de Administración también en Diputación. En el 2007 comencé mi carrera política siendo concejala en Elorrio, mi pueblo, y dos años después sustituí a Izaskun Bilbao en el Parlamento Vasco.
Y en 2011 te nombraron alcaldesa.
-Sí, fui la primera mujer alcaldesa de Elorrio, mi pueblo y lo llevo con muchísimo orgullo. La investidura no fue muy tranquila por parte de un sector de la población pero no lograron empañar uno de los días más felices de mi vida. Afortunadamente la gente del pueblo confió en mí y acabaron aceptándome y respetándome. El respeto es uno de los valores fundamentales para la convivencia; es lo que siempre le transmito a mi hija y así quiero que crezca.

He leído por ahí que cuando te quedaste embarazada las mujeres elorrianas te regalaron mucha ropita infantil tejida por ellas mismas.
-Lo recuerdo con muchísimo cariño. Fueron tan amables conmigo que nunca podré agradecerles tanto afecto y tantas atenciones.
Con una niña tan pequeña tendrás que hacer malabares para conciliar, supongo.
-No lo dudes, como cualquier trabajador. Afortunadamente la presencia de los aitites ayuda mucho en estos casos y estoy muy a favor de las medidas de conciliación para conseguir la igualdad que se están llevando a cabo desde el Gobierno Vasco.

Tras unos minutos pasamos al salón de comisiones y Ana me pide que me siente a su lado mientras ella lo hace en el asiento que le pertenece como presidenta.

¿Cuántas veces te reúnes aquí?
-Los martes tenemos la mesa que la forman miembros de diferentes partidos políticos. La mesa es el órgano de gobierno de esta institución y nuestra labor es ordenar los trabajos de la casa, calificar las iniciativas junteras que presenten el resto de grupos, contratación… Esta estancia dispone del espacio suficiente para que nos reunamos los cincuenta y un junteros que, por primera vez, hay más mujeres que hombres. Me gustaría destacar que somos una institución pionera; el segundo parlamento del estado después de Navarra en aprobar, por unanimidad, el plan de igualdad. En esta legislatura nos hemos puesto dos objetivos concretos: dar a conocer la institución y trabajar por la igualdad.

-Imagino que habrás vivido momentos muy emotivos en estos años.
-Sí, varios. Por ejemplo el viaje al campo de concentración de Auschwitz para plantar retoños del árbol de Gernika conmemorando los 80 años del bombardeo.
Hablando de los retoños creo que crecen por los cinco continentes.
-Sí, ahora estamos con un proyecto muy ilusionante; estamos censando el más de medio millar de retoños y subiéndolos a Internet. De tal manera que todo aquel que viaje y encuentre uno nos puede enviar una foto a nuestra web y ampliar, así, la información para todo el mundo.

Antes de salir de la sala Ana me invita a fijarme en el bronce realizado por Oteiza que representa el Gernika y, es por ello, que preside esta estancia.

Nuestra conversación continúa en la Casa de Juntas de Gernika, sede del Parlamento de Bizkaia, que fue construida entre 1826 y 1833 con un estilo neoclásico bajo proyecto de Antonio Echevarría. Se cuenta que este edificio fue el primero en Europa destinado para albergar un parlamento. Este es un lugar muy querido por el pueblo vasco. Según me indica Ana, es el tercer espacio más visitado de Bizkaia tras el museo Guggenheim y el museo de Bellas Artes de Bilbao.
Nos acercamos a la tribuna juradera. Tanto los lehendakaris como los diputados generales de Bizkaia juran aquí su cargo siendo ya una costumbre histórica. La foto es obligada delante del roble, sucesor directo del original que lleva aquí desde 2015. El árbol de Gernika es el símbolo más universal de los vascos; símbolo de paz, de derechos y de libertades. A poca distancia nos detenemos frente a los restos del roble plantado en 1700, que murió casi dos siglos más tarde y que se resguarda bajo un templete circular construido en 1929.

Ya en el interior, accedemos a la iglesia-parlamento donde se celebran los plenos de las Juntas Generales de Bizkaia. Son muchos los elementos de este magnífico espacio con claras referencias a la iglesia católica, como el altar o la pila de agua bendita. En las paredes cuelgan los retratos de los Señores de Bizkaia.

El primero de los cuadros que preside la cámara fue pintado por Francisco de Mendieta en 1609 y reproduce un hecho histórico que tuvo lugar en Gernika en verano de 1476 cuando Fernando el Católico vino a jurar los fueros. Este pintor era, además, abogado, etnógrafo e historiador y el cuadro es el primer retrato colectivo en la historia del arte europeo. Se trata de una pintura muy inspiradora para las mujeres que se dedican a la política, donde se pueden observar a cincuenta mujeres en la fila superior ataviadas con los tocados de cada uno de sus municipios. Sin duda es un cuadro pionero y revolucionario para su época, ya que representa al territorio de Bizkaia a través de sus mujeres, en vez de a través de sus alcaldes.

¿Recuerdas tu primer pleno como presidenta?
-¡Por supuesto! Nunca lo olvidaré. Fue el 16 de junio de 2015 y lo viví con mucha emoción y mucha responsabilidad. Aquí se siente el peso de la historia, el peso de los antepasados que tanto lucharon por la libertad. Es un honor para mí y, también, una gran responsabilidad el llevar a cabo bien mi trabajo.

A pocos metros se encuentra la sala de la vidriera que, en su origen, se construyó como patio descubierto; más tarde fue un museo dedicado a la historia de Bizkaia y, en 1985, se cubrió con la magnífica vidriera que muestra, con gran colorido y a gran tamaño, el árbol y la tribuna juradera. Este espacio se utiliza para actos institucionales y es uno de los preferidos por los turistas.

¿Cómo es un día cualquiera en la vida de la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia?
-Llego a primera hora de la mañana al despacho y compruebo las reuniones que tengo. Preparo los asuntos referentes a la mesa de gobierno que te explicaba antes, recibo a personas que solicitan una entrevista conmigo; precisamente hace unos días recibí en Gernika a una representación del pueblo gitano. También acudo a los actos a los que me hayan convocado que, muchas veces, se alargan hasta la noche.
Para que todos lo entendamos, explícame alguno de los temas que se deciden en esas juntas.
-Por ejemplo cuestiones que nos afectan en el día a día como pueden ser los Bizkaibus, las residencias para mayores, las lindes de los terrenos, presupuestos… Somos un parlamento del siglo XXI y queremos dar respuesta a los problemas o inquietudes de los ciudadanos. En la actualidad las juntas celebran dos plenos al mes: el tercer y el último miércoles de cada mes. Se reúnen los 51 junteros y junteras con el Diputado General y el resto de diputados.
Pero, ¿Cualquier particular puede venir a juntas?
-Por supuesto, estamos encantados de que lo hagan. Nos gusta escuchar a los ciudadanos, sus inquietudes, sus quejas o cualquier cosa que sea de su interés.
Me consta que también recibes a los más pequeños.
-Efectivamente. En colaboración con UNICEF se celebra el pleno txiki. Los niños y las niñas de varios centros educativos trabajan en sus aulas un tema y luego vienen aquí y nos lo exponen. Siempre es una jornada estupenda y muy enriquecedora para todos. Ellos conocen lo que hacemos aquí y ponen mucho interés.
¿Realmente entienden la función de las Juntas Generales?
-A los niños les explico de manera sencilla que este es un parlamento donde se toman decisiones importantes para todos. Les pongo ejemplos prácticos y les comento que aquí conseguimos que funcionen las residencias de mayores, el metro, el Bizkaibus, las carreteras. También me hacen muchas preguntas y ellos se sienten importantes.

Por una puerta entramos a la biblioteca y, de allí, a un pequeño despacho solo usado en algún acto protocolario donde algún invitado ilustre se sienta para firmar en el libro de honor. Esta pequeña estancia se puede ver desde la puerta ya que siempre se mantiene abierta.


-¿Te acuerdas del cuadro que te he mostrado en el salón de plenos? Pues aquí tenemos una copia del siglo XVIII. Me señala Ana.


Mi curiosidad hace que me fije en una especie de cintas de colores y Ana me cuenta que este objeto, regalo del alcalde de Hiroshima en el ochenta aniversario del bombardeo de Gernika, representa unas grullas símbolo de la paz.

Tras unas horas con Ana, confirmo lo que ya sabía: Ana es una mujer comprometida con la igualdad, la tolerancia y el respeto y, ya en la calle, compruebo cómo los vecinos de Gernika conocen a la presidenta y le saludan con cordialidad y afecto. Se nota que le gusta la relación con las personas.

Como he titulado este post, sin duda, Ana Otadui Biteri es una presidenta muy cercana.

FOTOS: ANDONI RENTERIA