ROQUELAND, FANTASÍA EN MOVIMIENTO

Roqueland, fantasía en movimiento, así es como define su autor esta exposición situada en la calle Fontecha y Salazar número 1, bajo en Bilbao.

Os contaré un poco la historia. Roberto San José, nacido en París en 1959, ya demostraba de niño una gran imaginación. Pero no fue hasta su juventud cuando comenzó a crear maquetas que se convertirían en el gérmen de su gran sueño.

En el año 1998 fundó en Galdakao, a pocos kilómetros de Bilbao, una tienda de ultramarinos dedicada a la venta de productos exquisitos y de alta calidad, llamado «Delicatessen Roquechar». En su local dedicó un lugar con buena visibilidad para instalar una primera maqueta y hacer, así, las delicias de los niños y de las niñas que acudían a ver su creación. Aquella obra de arte inicial estaba inspirada en una ciudad rodeada por un antiguo tren.

Las horas libres Roberto las invertía en su trastero que acondicionó como taller y donde, día a día, iba aprendiendo y realizando mecanismos únicos y muy complejos. Los años fueron pasando hasta que decidió que lo que a él le ilusionaba era mostrar sus maquetas en movimiento para que todos pudieran disfrutarlas. En julio de 2022 Roberto, acompañado de su esposa y de su hija, inauguró este lugar mágico a pocos metros de la ría. Hace unos días crucé la puerta de este mundo fantástico y, lo primero que me encontré, fue al maquinista de un tren que me transportaría a un mundo de ensueño.

En la pared, un cartel informativo explica la historia de Roqueland.

Cada vagón está dedicado a un tema y varios objetos relacionados con ese tema, están colgados en la pared. Para que las piezas comiencen su movimiento, el visitante solo debe pulsar un botón en el lateral del vagón.

Jerusalén, la esposa de Roberto, me explicó todo con mucho detalle; se nota que ella también vive con entusiasmo el sueño de Roqueland.

Circo, teatro, indios, vaqueros, rallies, motocross, hadas, mundo submarino, barcos pesqueros, dinosaurios…un sinfín de pequeñas piezas en movimiento para que el visitante disfrute de esta experiencia única en Bilbao.

Incluso hay objetos cotidianos que nos recuerdan a épocas pasadas no tan lejanas.

También hay una zona donde los niños y las niñas pueden jugar con piezas que son, exclusivamente, para que ellos las toquen sin problema.

Al salir, los más pequeños se colocan detrás de la máquina de tren para fotografiarse y guardar un recuerdo de su paso por Roqueland, además del globo que les regala Jeru.

La entrada cuesta tres euros y los días de visita son los fines de semana y los festivos.

FOTOS: ANDONI RENTERIA