Esta torre medieval, que presume de ser la más antigua de arquitectura civil del municipio de Mungia (Bizkaia), fue propiedad de la familia Billela, muy importante en esta zona y conocida por sus enfrentamientos con los Butrón; así como por su implicación en las luchas encarnizadas entre los bandos de oñacinos y gamboínos.
En origen contaba con cinco plantas y era usada tanto para vivienda como para defensa. Se cree que su construcción no era de piedra sino de madera; ya que a finales del siglo XIV en Bizkaia se utilizaba más la madera.
La primera remodelación se llevó a cabo a finales del siglo XV, pero mantuvo el aspecto de bloque compacto en forma de cubo. En 1852, la transformación del conjunto dio paso al actual edificio y, sus cinco plantas, se convirtieron en cuatro; siendo estas mucho más amplias. Además, la torre fue rodeada por un palacio de estilo revivalista que cubre tres de sus fachadas.
En la actualidad es un espacio dedicado a la cultura, con salas de exposiciones, bibliotecas infantiles y de adultos, sala de lectura, cine…
Hace unos días me dirigí hasta allí con la intención de visitar la torre. Al entrar en la finca, lo primero que vi fue un retoño del árbol de Gernika y una estela en honor al que fue periodista y escritor Esteban Urkiaga, más conocido por todos como Lauaxeta.
En una esquina del jardín se encuentran dos piedras utilizadas, antaño, en los caminos reales para indicar la distancia entre poblaciones, medida en leguas terrestres.
Ya en el interior de la casa torre, observo lo bien conservada que está y la magnífica reforma que han realizado para convertirla en Casa de Cultura. De sus paredes cuelgan varios cuadros coloristas y, una de las cosas curiosas que llama mi atención, es una rotativa de prensa. En otra pared cuelga una placa que indica el límite donde llegaron las aguas en las inundaciones de agosto de 1983.
Me dirijo a la biblioteca infantil y compruebo que es grande, limpia, acogedora, bien surtida y muy cómoda para que los más pequeños se sientan a gusto en este entorno, rodeados de libros.
De allí subo a la sala de lectura del último piso, donde varias personas leían, en ese momento el periódico. En una de las paredes se exponen unas portadas de periódicos históricas.
Realmente, es un fabuloso lugar para incentivar la cultura, donde no faltan detalles como ascensores para las personas con movilidad reducida o máquina de café.
FOTOS: ANDONI RENTERIA.