Hoy os llevo al teatro, exactamente a la “Bombonera de Bertendona” como se conoce al Arteria Teatro Campos Eliseos Antzokia, su nombre actual y completo.
El origen del nombre “Campos” se debe a que ese solar era una campa donde se celebraban festejos y romerías.
Se construyó en 1902 bajo las órdenes del arquitecto Alfredo Acebal mientras que su fachada fue obra del decorador francés Jean Baptiste Darroquy .
108 años después se reinauguró para disfrute de los bilbaínos.
La remodelación, llevada a cabo por el estudio de arquitectura Santiago Fajardo, fue financiada a partes iguales por el Consistorio bilbaíno y la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) sociedad que gestiona las actividades teatrales.
Considerado un ejemplo del Art Nouveau en Euskadi, se ha respetado el concepto de edificio monumental y la fachada, pero ha sido dotado de moderna tecnología e instalaciones robotizadas como las aplicadas en las butacas que, en caso necesario, se esconden convirtiendo el patio, con sus 800 butacas, en un salón diáfano.
Son varios los eventos que se organizan en este polivalente y curioso patio de butacas.
Me contaron que, en una ocasión, se dieron cita unos jugadores de baloncesto para un divertido entrenamiento.
Hace unos meses tuve la fortuna de participar en una visita guiada por el interior con Martin Calvo, Coordinador de Comunicación del teatro y con Antoine Bastero (Toni la Sal) actor de títeres y Coordinador del Ciclo de Títeres de los domingos en dicho teatro.
La visita comenzó encima del escenario, donde te sientes una estrella (sin público, claro).
Habiendo acudido varias veces a diferentes obras teatrales o conciertos, nunca había apreciado la belleza del lugar, la historia…hasta que alguien, con sus explicaciones, consigue que te fijes en los pequeños detalles y entresijos de un emblemático teatro como es el “Campos”, que es así como le denominamos la mayoría de los bilbaínos.
En esta foto podéis apreciar el “Peine robotizado” justo encima del escenario, que permite controlar a distancia los elementos escénicos y de iluminación desde 21 m de altura.
Después de haberlo visto desde abajo, subimos a verlo más cerca.
El suelo de este lugar es como una rejilla, a través de la cual, se ve el escenario.
Hubo gente en el grupo de la visita que no pudo entrar por vértigo. A mí me encantó, solo tuve que ir con cuidado para que los tacones no se me colaran por uno de los agujeros.
Nos enseñaron la sala de sonido y el lugar donde se hacen doblajes que, por supuesto, es una habitación completamente insonorizada.
En el último piso se encuentra la Sala Cúpula donde se realizan actuaciones para niños o conciertos de música en los que la gente suele permanecer de pie.
En este lugar, detrás de un telón negro, descubrimos un ventanal gigante desde el que se veía la Torre Iberdrola.
Fue una sorpresa para los asistentes y todos, sin excepción, tomamos imágenes desde diferentes ángulos.
En este mismo piso, una cafetería restaurante es el lugar ideal para hacer un descanso y tomar un rico café o comer un menú del día.
De aquí volvimos a la planta baja para visitar los camerinos, lugar donde los artistas se preparan para salir a escena y que, aunque los vimos vacíos, nos imaginábamos los nervios, prisas, preparativos y todo lo que acontece minutos antes de salir a escena.
Al terminar la visita, Toni La Sal con su títere y yo, quisimos inmortalizar el momento.
Me fui a casa con la maravillosa sensación de haberme introducido por rincones de nuestra historia teatral.