LA QUINTA PARROQUIA

Los bilbaínos la conocemos como Quinta Parroquia, aunque su nombre oficial es: iglesia de San Francisco de Asís. Se da la circunstancia de que fue la quinta de las construidas en Bilbao tras San Antón, Santiago, San Nicolás de Bari y Santos Juanes. El proyecto se encargó al arquitecto Luis de Landecho y Urriés, quien se inspiró en las catedrales góticas. A pesar de que se encontró con la dificultad de construirla entre dos edificios de viviendas ya existentes, supo resolverlo diseñando una iglesia con fuerte carácter vertical.
La idea de construir este templo fue del obispo de Vitoria empeñado en que fuese la primera obra siendo él el máximo responsable de la recién creada diócesis. En junio de 1890 se colocó la primera piedra en los solares de la calle Hurtado de Amezaga, donados por Francisco de Zabálburu. Decidieron que sería el lugar ideal para atajar el incipiente ateísmo y socialismo de los vecinos del barrio de San Francisco. La alta sociedad de Bilbao colaboró con sus generosos donativos. Pero, también fueron los bilbaínos los que sufragaron este templo con sus pequeñas aportaciones y, por supuesto, el consistorio bilbaíno.
De estilo ecléctico neogótico fueron necesarios más de seis años para su construcción y no fue consagrada hasta el nueve de noviembre de 1902, aunque todavía no estaba concluida tal y como la conocemos hoy en día; ya que sus torres gemelas se terminaron en 1906 y el rosetón de la fachada principal tres años más tarde bajo dirección del arquitecto Manuel María Smith. Fueron necesarios más de cuatrocientos dibujos de los planos y de los detalles de esta iglesia.

En su interior se observan tres naves longitudinales completamente diferenciadas, siendo la central la más ancha. Las columnas y el altar mayor se realizaron con mármol rojo de Ereño. Las vidrieras policromadas del interior se elaboraron artesanalmente en la ciudad alemana de Munich. En el pórtico destaca un mosaico de 1927 que representa la muerte de San Francisco de Asís. En la cripta reposan los restos de las familias Zabálburu y Mazarredo.
Pero si hay algo por lo que es conocida esta iglesia es por el Nazareno, copia de la imagen del Cristo de Medinacelli de Madrid que fue entregada a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno en 1948. Vestido con una túnica de color morado y una peluca de pelo natural, es el protagonista absoluto de una de las más concurridas y esperadas procesiones de la Semana Santa bilbaína.

FOTO: ANDONI RENTERIA