RECUPERANDO LA SEMANA SANTA

Después de un parón “obligado”, en el año 1939 se impuso de nuevo el silencio, el recogimiento y los ciclos religiosos impuestos por un régimen político nuevo y por la Iglesia Católica.
Regresaron las fechas señaladas como Navidad, Cuaresma…y, por supuesto, la Semana Santa.
Volvió la euforia por los capirotes, túnicas, ambiente mortuorio y triste de aquellas fechas.
Fue tanta la devoción que, de una cofradía existente al terminar la guerra, en once años llegaron a ser diez.

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En el año 1939 se reorganizó la cofradía más antigua de la villa, que data del 1553: La Santa Vera Cruz.
Hubo otra fundada por los comerciantes de la calle Tendería bajo la misma advocación que, en 1648, modificó su nombre por el de Santo Cristo.
Se sospecha que, finalmente, se unificaron las dos hermandades.
En 1941, con sede en la parroquia de San Vicente Mártir, nació la Cofradía de La Pasión, cuya vestimenta se componía de túnica y capirote negros, la cruz de Jerusalén en el pecho y el cordón y los guantes en color blanco.
Cinco años después se fusionaron con la de Las Palmas, cuyos miembros eran jóvenes catequistas de la misma parroquia que les unía un objetivo común: Recuperar la tradicional procesión del Borriquito desaparecida en los años que duró la Guerra Civil.
Otra de las recién estrenadas fue la Cofradía de la Madre de Dios de las Escuelas Pías de Bilbao, con integrantes del Colegio de los Padres Escolapios, a los que les exigían para pertenecer a ella “Buena moralidad y buenas costumbres”.
Antiguos alumnos de los colegios Santiago Apóstol y Nuestra Señora de Begoña fundaron en 1947 y 1948 sus cofradías: la del Apóstol Santiago y la de la Santa Eucaristía, respectivamente.
Una de las más arraigadas hoy en día fue la Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, creada en 1947 y que rendía culto al Cristo de Medinacelli.
Es una de las imágenes que causa mayor impresión y fervor en las procesiones por la villa.
En aquellos años, dos más tuvieron gran renombre: La Cofradía de Nuestra Señora de Begoña y la de los Cruzados. Fue la época de mayor esplendor de las hermandades. Sin embargo, a finales de los sesenta muchas desaparecieron.

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