VILLA MARÍA

Este palacete «escondido» en la calle Ibañez de Bilbao de la capital vizcaína es de los pocos que todavía nos recuerdan aquel pasado de grandes fortunas y grandes lujos.

Su nombre, Villa María,se lo puso el empresario naviero Ramón de la Sota, cuando se trasladó aquí con su esposa Catalina Aburto y Uribe en el año 1890.

Una año más tarde nació el quinto de los trece hijos de la pareja: Alejandro, quien llegó a ser presidente del Athletic Club y un reconocido editor.

Solo diez años permaneció la familia en este majestuoso edificio del ensanche bilbaino, ya que se les quedó pequeño para tantas personas y se trasladaron al Palacio de Ibaigane, actual sede del Athletic Club de Bilbao.

En el año 1900 el arquitecto Gregorio Ibarreche fue el encargado de rehabilitar esta residencia en un centro de oficinas.

Dieciocho años más tarde Manuel María Smith, el arquitecto que introdujo el estilo inglés en el País Vasco, derribó parte del palacio para volver a construirlo de manera más funcional.

Pero, no quedarían así las reformas. En el año 1993 José Luis Saez de la Calle, lo convirtió en lo que actualmente conocemos: la sede de la Capitanía Marítima, inaugurada el 21 de noviembre de 1995.

El edificio consta de un sótano, una planta baja y dos plantas superiores donde se distribuyen muchos despachos.

En el techo se  puede observar una gran vidriera de autor desconocido en la que predomina el color rojo y aporta mucha luz al lugar.

El aspecto, en general, es de sencilla elegancia y pulcritud, además de funcionalidad.

Pequeños detalles decorativos pueden escapar de la atención del visitante, ya que no es un edificio ostentoso.

La fachada de color rosa es, quizá, lo más llamativo del que fue un palacio residencia de una de las familias más importantes y poderosas de la sociedad bilbaina.

FOTOS: ANDONI RENTERIA