Hoy me cargo la mochila para llevaros a un lugar mágico en un entorno maravilloso rodeado de montes y donde abunda una exuberante naturaleza.
Nos vamos a las cuevas de Baltzola en el pequeño municipio de Dima.
A 29 kilómetros de Bilbao se encuentra este núcleo rural de apenas 1500 habitantes.
Para llegar hasta las cuevas se puede acceder por dos caminos después de pasar el pueblo hacia Otxandio: Una entrada por el barrio de Indusi, donde hay un pequeño aparcamiento y está señalizado. Y el otro camino desde el cruce, en el pueblo, que indica Oba o Baltzola, y os lleva hasta la ermita San Lorentzo, donde podéis estacionar el coche.
Yo elegí la primera opción.
Al salir del coche miro al cielo preocupada; el aspecto grisáceo presagiaba lluvia. Aun así me animo a recorrer el camino hasta estas cuevas mitológicas del valle de Arratia; unas gotas de lluvia no iban a estropear mi excursión.
Al lado del pequeño aparcamiento varias casas imponentes con sus cuidados jardines me hacen pensar la vida tan relajada de estos vecinos alejada del estrés de la ciudad.
A los pocos metros me topo con un panel informativo donde explica, de una manera clara, el sendero que debo seguir.
Esta cueva, enclavada en el parque natural de Urkiola, es de fácil acceso para familias con niños, aunque también es muy interesante para los profesionales de la espeleología; esa es, precisamente, una de las principales características que la hacen tan especial.
Mientras camino voy observando la naturaleza a mi alrededor; un pequeño arroyo que atravieso sobre unas gran piedras, la gran variedad de arbustos (reconozco algún endrino)…
De repente, aparece ante mí un arco de piedra formado durante miles de años por la erosión, al que se le conoce como Jentilzubi; según cuenta la leyenda fue construido por unos seres gigantes que transportaban grandes piedras. Allí la foto es obligada.
Ya queda menos para mi objetivo.
Al alcanzar una pequeña cima, el paisaje se presenta más espectacular, si cabe.
Las nubes que anunciaban lluvia se hacen notar soltando su carga. Previsoramente, llevo en la mochila, un pequeño paraguas para emergencias.
Una señal me avisa de que ya queda menos para disfrutar de estas cuevas descubiertas a mediados del siglo XIX aunque, no fue hasta un siglo después, cuando le dedicaron la atención que merece.
Por un pequeño sendero hacia la izquierda desciendo con mucho cuidado; una mano en el paraguas, otra en el bastón.
Unas enormes rocas me dan la bienvenida; es una de las entradas a la cueva.
La cavidad es muy amplia y, lo primero que llama mi atención, son los enganches clavados en muchas de las paredes de esta gran gruta que sirven para practicar escalada.
Son varias las galerías y necesaria la luz de una linterna. Yo no pensaba ni por lo más remoto adentrarme más. Aquello era suficiente para mí.
Se cuenta que entre estas piedras cohabitan seres mitológicos como Sugoi, una culebra macho o Mikeltaz, el temido hijo de la diosa Mari, con veloces murciélagos. He de confesar que no vi ni a unos ni a otros.
Debo andar con cuidado, ya que el terreno es resbaladizo e irregular debido a la humedad reinante y a las goteras.
En un panel explica cómo el sacerdote y antropólogo Don Jose Miguel de Barandiarán, visitó este yacimiento en el año 1932 y realizó un estudio exhaustivo sobre esta cavidad que luego publicó en la revista de la Sociedad de Estudios Vascos.
El silencio sepulcral impone, intimida, te hace imaginar…pero, a la vez, relaja.
Después de unos minutos y unas cuantas fotografías, decido que era el momento de abandonar esta caverna y volver a la realidad, dejarme de fantasías y regresar al coche.
Una bonita excursión que, como siempre, os recomiendo pero, eso sí, con precauciones.
FOTOS: ANDONI RENTERIA.
Yo de chaval con los amigos nos la hemos recorrido muchas veces, lo que mas nos impresionaba era que había que reptar por una cavidad muy estrecha y larga y llegábamos
a otra salida.
Un lugar preciosi.
Que crónica más bonita!! Que bien nos explicas el acceso para poder llegar allí.
Muy curioso lo de los seres mitológicos.
Las fotos preciosas, a pesar de ver el cielo muy nublado.
A ti que te gusta el monte, te aconsejo la excursión.
te dejaste lo mejor, atravesar la cueva hasta lanotra salida e ir por el sendero hasta el tunel de behikobea
ese recorrido que comentas, lo hice hace años. Mila esker
Ay, que recuerdo!🤗. De joven hice una incursión hasta las entrañas de la tierra por esa cueva, con un grupo de amigos…. Obligatorio ir bien equipado y con un espeleólogos que conozca la cueva
Un abrazo