MI ENCUENTRO CON EL ALCALDE

En muchas ocasiones he visitado el edificio del Ayuntamiento para asistir a ruedas de prensa, a actos culturales o, incluso, a bodas. Pero, hasta hace dos días, nunca había traspasado la puerta del despacho de la máxima autoridad de la villa.
A la una y media de la tarde del pasado miércoles, el Alcalde, Juan Mari Aburto, acompañado de Aitor Bilbao Aresti, Director de Alcaldía y Comunicación, me da la bienvenida afectuosamente y me abre la puerta de sus dependencias, situadas en el tercer piso a pocos metros del majestuoso Salón Árabe.
Lo primero que me muestra es una estancia de unos veinte metros cuadrados a la que denominan antesala. Los techos, de unos cinco metros de altura elegantemente decorados, me transportan a finales del siglo XIX cuando el arquitecto Joaquín Rucoba diseñó este magnífico palacio municipal.

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Una mesa de madera de forma rectangular preside el centro de la sala. Alrededor de ella hay varias vitrinas con objetos tan diversos como antiguos. Me fijo en unos recipientes de plata que, en tiempos pasados, servían como urna para introducir las bolas donde, previamente, se habían metido las papeletas para votar.
También veo objetos como llaves, mazas o ejemplares de las ordenanzas municipales de siglos pasados.


En una de las paredes cuelga un cuadro con el título Lee Kuan Yew World City Prize en reconocimiento a la transformación urbana de la villa, otorgado en Shanghai en el año 2010.

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El Alcalde me explica que al desaparecido Alcalde, Iñaki Azkuna, le gustaba utilizar esta estancia como despacho, ya que se sentía más cómodo. Sin embargo, él prefiere el despacho contiguo y esta solo la utiliza como lugar de recepción de personalidades.
Por una puerta nos dirigimos a su lugar de trabajo: un despacho del mismo tamaño que el anterior pero menos sobrio y con su toque personal.
Lo primero que observo es una sencilla mesa de cristal con capacidad para unas ocho personas que, según me cuenta, fue idea de él; ya que la de madera, que ya existía cuando él llegó, le resulta pequeña para la cantidad de papeles o libros que suele utilizar.
En una balda me fijo en varios balones y le pregunto sobre ellos. Me cuenta que uno es del Bilbao Basket, otro del Bilbao Athletic, otro de la Copa Europa y dos son de rugby. Uno de ellos es de la final que se jugará en Bilbao y que, para él, significa mucho; ya que lleva escrito los valores con los que él mismo se identifica: respeto, honestidad, solidaridad y disciplina.

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En una vitrina de cristal y madera puedo ver la bandera de Bilbao y la makila de mando que saca para enseñármela. Son los símbolos del alcalde de la villa y se guardan ahí de manera muy respetuosa. Por supuesto, no falta la ikurriña a su lado.

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Encima de su mesa de trabajo se encuentran colocados varios portafotos con imágenes de sus hijos, su esposa y su madre.
En otra balda llena de libros hay un objeto que llama poderosamente mi atención y, así, se lo hago saber. Se trata de la famosa agenda roja con la que paseaba por Bilbao antes de ser alcalde e iba tomando notas de todo aquello que consideraba mejorable. Consciente de mi curiosidad la abre y me invita a leer algunas anotaciones. Entonces me dice que este cuaderno ya no lo usa en la calle, sino que es otro el que lleva. Para mi sorpresa, se mete la mano en el bolsillo interior de la americana y saca una libreta pequeña del mismo color rojo que, también, abre para que pueda leer lo que escribe cuando camina por Bilbao.

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El despacho hace esquina y me invita a asomarme; para ello no duda en descorrer las cortinas y mostrarme las fabulosas vistas a la ría y al Arenal. “Es muy luminoso, -me asegura, pero como solemos trabajar hasta que oscurece, hemos colocado en el techo unas luces de leds porque las lámparas de pie que había no daban suficiente luz y, además, estas consumen menos”

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Dicho esto me ofrece sentarme a su lado en la mesa de cristal y me pregunta por mi libro. Es entonces cuando le entrego un ejemplar dedicado que me agradece con dos besos. Enseguida lee la dedicatoria y, con una sonrisa, me comenta que le ha gustado mucho.

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Me explica que no pudo asistir a la presentación de mi libro y, por eso, me llamó para desearme suerte desde Londres, donde se encontraba para acudir al día siguiente a la gala en la que se decidiría cuál sería la Mejor Ciudad Europea 2018. Afortunadamente nos concedieron ese premio a nosotros, a Bilbao.
Él sabía que yo tenía mucha curiosidad por ver de cerca el título, así que lo coge de una repisa y me lo muestra. Me fijo en la imagen del fondo del diploma y veo que se trata de la calle Portal de Zamudio; encima se puede leer un poema en inglés en el que se ensalza nuestra ciudad, nuestro arte y nuestra industria.

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Le pregunto si pasaron muchos nervios y me asegura que sí; que permanecieron varias horas en aquel salón donde había representantes de las otras ciudades que competían por el galardón y, me confiesa, que se emocionó cuando escuchó que la ciudad elegida era Bilbao.
La agradable y distendida conversación hizo que el tiempo pasara sin darnos cuenta. Fue entonces cuando Aitor Bilbao propuso realizar unas fotos para el recuerdo en el Salón Árabe; así que, hacia allí nos dirigimos el Alcalde, Aitor, Andoni y yo.
Al lado de la bandera de la villa posamos con mi libro y con el título recién traído de Londres.

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El momento simpático fue cuando el propio Alcalde nos fotografió a Aitor y a mí con mi libro HISTORIA DE BILBAO EN PILDORITAS.

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Solo me queda agradecer los más de setenta minutos que el Alcalde, Juan Mari Aburto, me dedicó, su agradable charla y su sinceridad. Agradecer también que no puso ninguna pega a que Andoni fotografiara su lugar de trabajo y agradecer, tanto a él como a Aitor Bilbao Aresti, su amabilidad, su simpatía, su cariño y sus elogios hacia mi persona.

 

5 comentarios en “MI ENCUENTRO CON EL ALCALDE

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