CORDONES Y DULCES DE SAN BLAS

 

La festividad de San Blas nos cuenta la historia de un médico armenio, ermitaño y mártir cristiano nacido a finales del siglo III que fue torturado y ejecutado a principios del siglo IV.

Se cuenta de él que poseía un don para curar milagrosamente tanto a personas como a animales.

Es conocido por haber salvado a un niño de una muerte segura por atragantamiento con una espina de pescado. A raíz de esta anécdota se le venera y se le otorgan poderes para curar males de garganta.

En muchos pueblos y ciudades se festeja con diversas y curiosas tradiciones.

En nuestro entorno lo más típico es llevar a bendecir unos coloristas cordones para colocarnos en el cuello durante varios días y luego, pasados nueve días, quemarlos.

Hay quien asegura que la tradición de lucir estas gargantillas de tela viene de cuando en tiempos pasados acudían los feligreses a misa a bendecir los alimentos y las hierbas que protegían de catarros y toses. Las rosquillas las ataban con unas cintas o cordones y, por tanto, al bendecir estos dulces también se bendecían sus lazadas.

Fue así como comenzó la costumbre de anudarse al cuello los cordones.

En cuanto a los dulces típicos de este día nos podemos encontrar desde roscos, rosquillas o tortas hasta los caramelos de malvavisco; en Bilbao conocidos como “Santiaguitos” debido a que el famoso confitero Santiago Olavide de la calle Correo era bajo de estatura.

Las tortas y las rosquillas tienen por encima una capa blanca muy característica donde, normalmente, el pastelero escribe SAN BLAS y poseen un delicioso sabor a anís.

Las fotos las he cogido de INTERNET.

 

 

 

 

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