FUENTE DEL PERRO

En pleno Casco Viejo existe una fuente que, además de quitar la sed, es visitada por los turistas quienes, cámara en mano, la fotografían con curiosidad y asombro.

Originalmente hubo un surtidor en este mismo emplazamiento llamado “Los chorros de San Miguel”; tomando, así, el nombre del santo que, en una hornacina, lucía en la fachada de una casa torre ya desaparecida, en esta misma calle. El siglo XIX llegó con muchos cambios y modernidades para nuestra villa, tanto arquitectónicas como culturales o sociales. Uno de esas reformas fue la de la mencionada fuente en el año 1800, por parte de Juan Bautista de Orueta y Miguel de Maruri, que la diseñaron en estilo neoclásico con claras referencias a la arquitectura internacional. Las piedras con las que se construyó pertenecían a la antigua muralla del siglo XIV que rodeaba el Casco Viejo

Cabe destacar la forma de sarcófago paleocristiano de la pileta, con cabezas de leones en sus caños. El nombre de “El Perro” se fue popularizando entre los bilbaínos que, al no haber visto nunca una imagen de leones, confundieron estos con perros.  Con el paso del tiempo, la fuente dio nombre, también, a la calle.

Este lugar era muy frecuentado por aquellos infatigables aldeanos que llegaban a la villa con sus burros cargados de productos para vender en el mercado de la Ribera. Aquí se detenían para refrescarse y para que abrevaran sus animales.

FOTO: ANDONI RENTERIA