Sobre una colina, en el municipio de Gatika, a escasos veinte kilómetros de Bilbao, se yergue el castillo de Butrón rodeado de un bosque con árboles centenarios de hasta 500 especies diferentes.
Pero, no siempre tuvo el aspecto de castillo romántico que luce actualmente.
En el siglo XIII los Señores de Butrón eran los propietarios de una casa-torre testigo de encarnizadas guerras banderizas que, pasados los años, el V Señor de Butrón transformó en un castillo que terminó deteriorándose por abandono a partir del siglo XVI, cuando aquellas cruentas luchas desaparecieron.
Hasta que, en 1878, el marqués de Torrecilla, don Narciso de Salabert y Pinedo, solicitó al arquitecto Francisco de Cubas (también marqués), que reconstruyera al estilo europeo de la época, aquel edificio ruinoso.
El marqués de Cubas se inspiró en formas góticas, nórdicas y fantásticas, y se inventó almenas y ventanas.
La obra duró veinte años y, desgraciadamente, el marqués de Torrecilla falleció antes de ver terminada la residencia de verano, como así la llamaba.
Desde niña he visitado muchas veces el castillo y su entorno, que parece sacado de un cuento de princesas.
Hace unas semanas decidí volver a este escenario mágico que, actualmente, es propiedad de una compañía constructora y se encuentra a la venta, después de haber fracasado el negocio de organización de eventos en su interior.
Aparqué el coche a pocos metros de la entrada al recinto y me fijé en la parte baja del castillo, la que se conserva intacta desde el siglo XVI. A cierta altura se observa claramente la diferencia de las piedras, donde comienza la parte construida hace más de un siglo.
Los muros, con un grosor de cinco metros, les servían para protegerse de aquellos enemigos que ansiaban y envidiaban su poder.
Después de un paseo contemplando almenas, la torre del homenaje, las estrechas ventanas y cada pequeño detalle de la fachada de este majestuoso castillo, me monté de nuevo en el coche con la sensación de haber sido protagonista de un cuento de reyes y princesas de los hermanos Grimm.
Como siempre, os aconsejo una visita a la zona.
FOTOS: ANDONI RENTERIA.