ANTZASTI, UN VIAJE EN EL TIEMPO

En el barrio Artaun de Dima, en un caserío del siglo XIX, las hermanas Cristina y Elena Amezaga han creado un universo muy especial: el Museo Antzasti. Inaugurado en 2018, cuenta la historia desde la perspectiva de la casa como elemento fundamental en la vida de las personas. Y, para ello, nos trasladan a finales del siglo XIX  cuando la familia que habitaba este caserío del valle de Arratia se dedicaba, fundamentalmente, a la agricultura. Paralelamente, la vida en la ciudad se refleja a través de mobiliario, enseres personales o profesionales de una familia acomodada del Ensanche bilbaíno. Dos formas de vida reales, muy diferentes entre sí y, sin embargo, con un nexo común: el amor por los suyos y por la tierra.

Todas las piezas expuestas son parte de dos colecciones auténticas. Por un lado, los objetos de los propietarios de este caserío utilizados por varias generaciones. Y, por otro, los pertenecientes a la elegante vivienda de Bilbao. Ambas selecciones nos hablan de dos maneras de entender la vida, de trabajar, de relacionarse, de amar, de disfrutar del ocio…

Durante toda la visita, el tranvía de Arratia se mantiene muy presente como medio de transporte que conectaba los dos mundos: los aldeanos que llegaban a Bilbao en fechas señaladas para vender sus productos del caserío y los bilbaínos que buscaban en aquel valle la naturaleza que les faltaba en la villa. El visitante, mientras escucha las explicaciones de las anfitrionas, va imaginando las duras condiciones de vida y el concepto de grupo tan arraigado que poseía aquella sociedad arratiana; cuya existencia tradicional y sin adornos, la dedicaba al duro trabajo. Por el contrario, la familia de la ciudad disfrutaba de la decoración de su hogar, de unos bienes más refinados concebidos para recibir visitas, y de un recreo impensable para la gente del campo.

La pequeña cocina del caserío era el lugar donde se reunía la familia al calor del fuego; donde se contaban historias de seres mitológicos las tardes de invierno; donde se alimentaban con los productos de la tierra y de los animales o donde las inocentes risas infantiles restaban importancia a los problemas de los adultos. Además, aquí pasaba muchas horas la mujer de la casa, junto a la piedra, instalada bajo la ventana y con un desagüe hacia la zona trasera, donde se situaban las huertas.Como curiosidad, la acción de fregar en euskera se dice “harrikoa egin” que traducido sería “hacer lo de la piedra”.

Por otra parte, a principios del siglo XX existió una profesión femenina muy bien considerada por la sociedad: las modistas. Aquellas artesanas que, con mucho esfuerzo, mucha dedicación y mucha ilusión diseñaban, cortaban y cosían, se refugiagaban en aquel mundo exclusivo de mujeres donde ni sus maridos tenían cabida. Eran patronistas, bordadoras, sombrereras…incluso, algunas, regentaban un taller que daba trabajo a otras féminas. Las familias acomodadas se interesaban por la moda parisina o londinense que mostraban las revistas, en una época en la que se comenzaba a experimentar con materiales exóticos como plumas de faisán o de avestruz.

El Museo Antzasti posee una pieza única: el vestido que lució, en 1881, una joven novia el día de su boda  en la iglesia San Nicolás de Bari de Bilbao. La prenda, confeccionada en seda natural, llevaba aplicaciones de azabache para conferirle un aspecto más elegante; así como un corsé y un polisón, utilizados en días especiales.

Estancias lujosas donde los objetos expuestos nos trasladan a esa vivienda del Ensanche bilbaino llaman la atención del visitante por su elegancia y buen gusto.

Este museo consigue despertar emociones y avivar recuerdos deambulando entre los elementos y las situaciones con las que el visitante se sentirá identificado. La experiencia se puede completar compartiendo con las hermanas Amezaga, un almuerzo a base de deliciosos productos ecológicos procedentes de la zona.

Sin duda, os recomiendo una visita a este magnífico museo que os hará retroceder en el tiempo y os emocionará mucho.

Os dejo este enlace para más información. ANTZASTI Euskaldunon Etxea

Fotos de Andoni Renteria tomadas en junio de 2021 cuando la mascarilla era de uso obligatorio.

EL TRANVÍA DE ARRATIA

En el edificio de la Biblioteca Foral de Bizkaia podéis ver hasta el próximo día 29 de diciembre una exposición sobre el tranvía eléctrico de Bilbao a Durango y Arratia.
Es gratuita y permiten tomar fotografías.
Unos paneles explicativos nos informan de datos curiosos, de fechas, de profesiones relacionadas con el tranvía, de recorridos…

12283297_890220897752725_339870963_n12309224_890220881086060_147114457_n12305931_890220837752731_286049108_n12305764_890220874419394_394048859_n

En una pantalla un video muy emotivo en el que se ve el recorrido de aquel medio de transporte que hoy nos parece anticuado pero que en aquellos años fue un gran invento y una gran solución para los habitantes de aquellos pueblos situados tan lejos de la capital.
Algunos objetos me sorprenden como la marmita para el desayuno que portaban los cobradores o su chaquetón de paño azul.

12306014_890220877752727_1792815844_n

No faltan las maquetas con los vagones de hace más de 50 años.

12000124_890220901086058_1814677773_n12283331_890220841086064_1577975005_n

12282843_890220887752726_920391734_n
En varias vitrinas observo objetos como una campanilla o un cartel con el nombre de una de las estaciones.

12277222_890220891086059_1687108399_n
De repente, algo llama la atención de mi amigo Andoni. En una de las fotos aparece su aita que fue jefe de este servicio de tranvías.

12305606_890220844419397_724817662_n12309401_890220867752728_58753604_n
Andoni ya conocía esa foto y alguna más que guarda con mucho cariño pero, aún asi, fue un momento emotivo.

El tranvía de Arratia tampoco se libró de desastres naturales como las inundaciones de octubre del año 1953.

12286117_890220894419392_926349819_n

A todos aquellos que os gusta investigar en nuestra pasada historia o sois amantes de todo lo relacionado con los trenes o tranvías, os aconsejo esta exposición.

 

FOTOS: ANDONI RENTERÍA Y YO MISMA