LA PLAYA VERDE DE BILBAO

Todos sabemos que Bilbao tiene de todo y si no lo tiene, lo creamos, como por ejemplo una playa verde. Sí, sí, habéis leído bien.
Se trata de un área recreativa llamada playa verde porque se encuentra en un monte entre el barrio de Rekalde y Peñascal y porque dispone de equipamiento como por ejemplo duchas, al igual que las playas de la costa.
Desde 2010 esta zona de esparcimiento de 135000 metros cuadrados, llamada San Antonio de Iturrigorri, es el lugar elegido por muchos bilbaínos para relajarse paseando, realizar ejercicios en las máquinas deportivas, tomar el sol en verano o merendar con unas vistas maravillosas a nuestra ciudad.

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Dispone de varias zonas diferenciadas para el disfrute de todos.

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Los equipamientos van desde duchas, bancos y mesas, columpios, máquinas para hacer ejercicio y un circuito fitness que te harán sentir como si estuvieras en un gran gimnasio al aire libre.

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Los autobuses número 72 y 76 te dejan a pocos metros del parque. Otra opción es subir en coche y aparcar en la entrada, en una zona habilitada para ello.
Siempre que vengo aquí voy directa al mirador. Un balcón hacia Bilbao que sorprende cuando, por primera vez, te asomas.

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Allí aprovecho para tomar muchas fotografías y así tener otra perspectiva de la villa.
A pocos metros se encuentra el campo de fútbol la Roseta. Se trata de un estadio con hierba artificial que pertenece al Ayuntamiento y que es utilizado por tres clubes: El Iturrigorri, el Betolatza y el Itugarpe.

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Gran variedad de arbustos y árboles completan este magnífico parque que por algo llaman PLAYA VERDE.

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Os recomiendo una visita a este enclave de fácil acceso y que, estoy segura, os gustará.
FOTOS: ANDONI RENTERIA

MONTE ARRAIZ, A UN PASO DEL BOTXO.

Una de las cumbres que rodea nuestro Botxo es el monte Arraiz, perteneciente al macizo del Ganekogorta que cuenta con 352 metros de altitud.
Se puede acceder a él por varios sitios y de diferentes maneras, pero yo os explicaré cuál fue mi ruta y mi experiencia. Es decir, lo que hago siempre: contároslo en primera persona.
En coche me dirigí por la calle Gordoniz hacia el Barrio de Rekalde. En el camino de Iturrigorri me desvié a la derecha hacia Betolaza pero sin llegar a entrar, entonces cogí el desvio a la izquierda.
Tres minutos después estacionaba el coche en un aparcamiento grande, casi vacío a esas horas.
Crucé una de esas puertas que evitan que el ganado se mueva libremente y…ya estaba en el Monte Arraiz.

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El día que yo fui no había mucha gente aunque era domingo por la mañana. Quizá el tiempo fresco y nublado desanime a subir hasta aquí pero, os aseguro, que merece la pena.
Comencé a andar por un sendero rodeado de árboles y, en un cruce a la derecha, bajé dirección Betolaza para contemplar la fuente del Soldado, de la que ya me había hablado mi amigo Andoni.

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Esta fuente, construida encima de unos escalones, se encuentra en un estado bastante lamentable y con el suelo embarrado, aun así me acerqué mientras iba imaginando el porqué de su nombre. Quizá durante la guerra civil por los alrededores se refugió un soldado. Sigo sin conocer el origen de tan curioso apelativo.
Volví al camino que dejé minutos antes y busqué un lugar para asomarme a observar el Botxo.

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Me crucé con alguna pareja con perros, nos saludamos y continuamos la ruta.
Algo más de tres años hace que inauguraron esta zona recreativa donde no faltan columpios y juegos infantiles para los más txikis de la casa, así como barbacoas para utilizar con cuidado, como siempre que se hace fuego en el monte.

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En lo más alto quedan restos de una construcción que debió de ser un fuerte carlista.
La maravillosa vista panorámica desde aquí es uno de los grandes atractivos de este parque, además de la tranquilidad que se respira a pocos minutos del centro de la villa.

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Después de un rato tomando fotos y disfrutando del entorno decidí que era hora de volver al aparcamiento descendiendo por una gran explanada donde unos caballos pastaban tranquilamente.

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Me detuve al ver un pequeño mojón en el que no hay duda de que este lugar pertenece a nuestra villa.

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Entre árboles descubrí unos juegos de madera que, por supuesto, probé.

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Ya sentada en el coche reflexioné sobre lo afortunados que somos; los bilbaínos podemos subir al monte cómodamente en transporte público o privado, además de andando o en bici.
Si, decididamente, os lo recomiendo.
FOTOS: ANDONI RENTERIA.