EDIFICIO DE MOLINOS VASCOS

No cabe ninguna duda de que el patrimonio industrial del País Vasco es muy grande pero, también es cierto que algunos de esos edificios vivieron tiempos mejores y, en la actualidad, se encuentran en situaciones lamentables como por ejemplo el de la harinera Grandes Molinos Vascos situado en Punta Zorroza a orillas de la ría. Una imponente construcción que, al observarla, nos da una idea de la importancia que llegó a tener.

Federico de Ugalde y Echevarría, arquitecto bilbaíno encargado de este proyecto fue, además, concejal del Ayuntamiento de Bilbao, Presidente de la Sociedad Bilbaína, socio fundador de la Sociedad Filarmónica de Bilbao, miembro de la junta administrativa de la Plaza de Toros y de la Santa Casa de la Misericordia, así como artífice de la reforma del Teatro Arriaga, entre otras muchas cosas.
Para este trabajo reutilizó algunas de las instalaciones del antiguo Astillero Real de Zorroza que se ubicó en el mismo solar tres siglos atrás, pero dotándole de las más modernas técnicas constructivas como el uso de hormigón, siendo pionero en Bizkaia entre los años 1923 y 1924.

El edificio posee un aspecto grandioso. En su ala izquierda se encuentran los veintitrés silos formando semicírculos; de los cuales quince son de gran tamaño y disponen de una capacidad para albergar setenta y cinco toneladas de grano que se comunican con el quinto piso del ala derecha a través de unas escaleras. El edificio principal cuenta con cinco pisos de 600 metros cuadrados de superficie cada uno, además de dos torres como si fueran ábsides de una gran catedral. El conjunto lo completa un patio de la misma longitud que la fábrica, hasta donde llegaban los vagones de tren, rodeado por un muro que fue expropiado por el Puerto Autónomo. Lamentablemente, la actividad industrial de esta harinera cesó a los cinco años de comenzar y en la década de los sesenta del pasado siglo lo adquirió la empresa Almacenes Comerciales S.A.

En el año 2009 fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento por el Gobierno Vasco.

FOTO: ANDONI RENTERIA

EL CUARTEL DE GARELLANO

El Regimiento de Garellano, creado en Ciudad Real en 1877, fue bautizado así en honor a la batalla en la que, los españoles y los aliados, vencieron a los franceses en la desembocadura del río italiano del mismo nombre en el año 1503 en el marco de la segunda guerra de Nápoles.
Este regimiento fue destinado primero a Madrid y, posteriormente, a Orduña para terminar en Bilbao en 1887 ocupando un edificio en la confluencia de las calles Conde Mirasol y San Francisco; donde anteriormente se ubicó el Convento Imperial de San Francisco.
Años después, en 1932, los militares se trasladaron a los recién inaugurados cuarteles de Basurto que formaban un conjunto de pabellones en torno a un patio central edificados en un estilo neo-árabe con varios elementos neo-mudéjar.


Cincuenta años ocuparon los soldados estas dependencias; ya que, en 1981, fueron trasladados a Mungia pasando, el cuartel, a ser propiedad del Consistorio Bilbaino quien lo puso a disposición del Cuerpo de Bomberos y de la Policia Municipal de Bilbao.
Existe una leyenda que asegura que a los militares les llamaban “zortzis” (ocho, en euskera) debido a que ese era el número de tranvía que utilizaban para llegar al cuartel desde Atxuri, pero no es cierta esa versión. El origen del nombre se remonta a la mitad del siglo XIX cuando todavía no había llegado el regimiento Garellano y el cuartel lo ocupaba el regimiento África. Aquellos soldados llevaban en el cuello de su guerrera un número correspondiente a su unidad que, en aquel caso, era el número ocho.
El regimiento de Garellano contaba con una magnífica banda de música que actuó en el Teatro Campos Elíseos durante los carnavales de 1887 y que solía ofrecer conciertos en el Kiosko del Arenal.
Otra de las anécdotas de aquel ejército de Garellano fue su firme posicionamiento a favor de la República el 18 de julio de 1936, día del levantamiento fascista, manteniéndose leal al Lehendakari Aguirre.

FOTO de INTERNET

PLAZA ZABALBURU

 

Uno de los lugares más conocidos y frecuentados de la villa es, sin duda, la plaza Zabálburu a la que se accede desde varias calles del centro de Bilbao.

El nombre le viene del linaje de los Zabálburu. Francisco Zabálburu y Basabe Allende y Martínez de Lejarza, natural de Gordejuela, fue un reconocido erudito que se dedicaba a recopilar información y documentos de archivos antiguos. Junto al marqués de Miraflores, al marqués de Pidal y al marqués de Fuensanta del Valle creó la obra “La Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España”. Formó matrimonio con la bilbaína Pilar de Mazarredo con la que tuvo una hija que llegó a casarse con el conde de Heredia Spinola. Al fallecer, sus cuerpos, fueron sepultados en un panteón de mármol rojo en la cripta particular de la Quinta Parroquia en la calle Hurtado de Amézaga.

Esta familia poseía la finca de Mena donde actualmente se encuentran varias torres de viviendas y un colegio. El palacio o chalet Mena, de forma rectangular, contaba con tres pisos y lo rodeaba un gran jardín por el que solía pasear el rey Alfonso XIII en sus visitas a la villa. Durante la Guerra Civil fue utilizado como sede del Departamento de Agricultura del Gobierno Provisional del País Vasco y, posteriormente, se instaló la comunidad religiosa La Inmaculada de las Jesuitinas de Bilbao hasta que se quedó pequeño para albergar a tantas alumnas y se trasladaron a su actual ubicación en la ladera de Artxanda.

Muy cerca de la finca de Mena, el 1 de julio de 1890, se reunieron los alcaldes y concejales tanto de Bilbao como de la Anteiglesia de Abando para sellar el acuerdo de anexión con un abrazo. Tras lo cual, dieron buena cuenta de una opípara comida y disfrutaron de un partido de pelota como broche final de la ceremonia.

A finales de los años sesenta del siglo pasado comenzó la transformación de la zona con la edificación de las Torres Zabalburu y el centro comercial; además de su emblemática fuente luminosa obra del ingeniero catalán Carlos Buigas, que fue retirada en 2005 para la construcción de una nueva plaza con un parking subterráneo.

 

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